Con cierto retraso, me entero de que pasa por los planes del Gobierno de Canarias financiar los “tratamientos” homeopáticos (véase aquí, aquí o aquí) en función de su “demanda y eficacia”.
Los que vivimos en estas islas sufrimos un brutal recorte de medios sanitarios, que no se circunscribe sólo a la crisis actual, sino que viene de atrás. Los sufrimientos y trastornos que provoca el verse obligado a recibir tratamientos en otras islas por falta de medios humanos o materiales son bien conocidos por aquí. Por eso, si alguien afectado lee esta noticia, por ejemplo, asociaciones de enfermos a los que se niega un médico en su isla, o a los que se les niega tal o cual aparato de diagnóstico, o situaciones similares, deben saber que sus representantes políticos se disponen a tirar su dinero en prácticas propias de épocas en que la medicina científica no existía como tal y de nula eficacia demostrada, además de contravenir el más básico sentido común (“el agua lo cura todo”).
Parece que los políticos admiten ciertas presiones del entorno homeopático (ver aquí), y me atrevería a decir que los farmacéuticos canarios están metidos en el ajo,basándome “sólo” en el hecho de que suelen tener estanterías completas con agua en envases de diseño al lado de los antibióticos, analgésicos y otros medicamentos (estos sí) testados y de eficacia comprobada.
Recordar sólo que en España ningún brebaje homeopático tiene el reconocimiento de medicamento por el simple hecho de no haber pasado por los controles de rigor (ver aquí y aquí por ejemplo) y recomendar a nuestros gobernantes que lo dejen todo en unos folletos aconsejando a sus representados que con el agua del grifo (ya diluidainfinitesimalmente “de serie”) tenemos preparado homeopático de todo lo que queramos y casi gratis, que tampoco queremos ser totalitarios e impedir el libre acceso a ese tratamiento.
Por último, para los más curiosos y despistados de esta cuestión, una prueba de sangre: los suicidios homeopáticos que se están poniendo de moda últimamente. Aunque uno se tome “pastillas por un tubo” (homeopáticas, claro está) no pasa nada. Un ejemplo, con explicación didáctica incluida, es el que sigue:
Por favor, en crisis, el dinero no se tira. Y sin crisis, tampoco. Cuidado, que los magos nos las están metiendo doblada.
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