Tal vez el título de esta entrada te suene muy raro, pero por raro que parezca el kaki se puede conservar y comer como fruto seco, de forma análoga a lo que hacemos con las uvas o ciruelas pasas. De hecho es algo que llevan haciendo en Japón desde tiempo inmemorial hasta el punto de que el proceso de recolección y secado se ha convertido en toda una tradición, el Hoshigaki.
Nosotros también podemos hacerlo pues es un proceso sencillo, todo lo que tenemos que hacer es conseguir algunos persimón poco maduros preferiblemente de tamaño pequeño.
Si tenemos la suerte de poder cogerlos del árbol, lo haremos justo antes de que empiecen a ponerse naranjas y les dejaremos parte del rabito que los une a la rama. Si los compramos tendremos que ingeniarnoslas y buscar los persimón que estén menos maduros, por supuesto el kaki blando no sirve para ser secado.
Una vez seleccionadas las frutas las pelaremos y les ataremos un hilo al tallo superior. Después los colgaremos en un lugar en el que pueda darles el aire y el sol, el sitio perfecto sería un hilo de tender ropa o un tendedero. Los caquis colgados quedarán así:

Como última indicación: el proceso tradicional japonés incluye “masajes” al persimón. Cada dos o tres días masajearemos con cuidado los caquis uno por uno apretándolos suavemente.
La finalidad del “masaje” es que la pulpa del interior vaya liberando sus ricos azúcares.
El tiempo que tarda el persimón en secarse dependerá de factores climatológicos así como del tamaño de los caquis que hayamos usado. En unos 15 o 20 días tendrán este aspecto:

Y finalmente al cabo de entre un mes y seis semanas tendremos los persimón secos y listos para conservar y comer durante todo el año:

