Hotelería efímera. Más allá del concepto
Estuve la semana pasada con mi amigo Carlos Gómez Piqueras en Florida Universitaria por unos cursos en los que voy a tener la suerte de participar, y me comentó cómo en uno de ellos habían trabajado sobre el concepto de hotelería efímera, gracias a Oscar Casasnovas, uno de los profesores. Lo primero que me vino a la cabeza es relacionarlo con el glamping, ese concepto híbrido que une glamour y camping y que ha dado como resultado una innovación absolutamente interesante en el sector turístico y del camping. Ya habló Amalio Rey de ello en el libro Hibridatur, absolutamente recomendable.
Como digo, el primer impulso es identificar la hotelería efímera con el glamping, con la instalación física de estructuras hoteleras que permitan luego su desinstalación, ya sea para trasladarlas a otro lugar o para simplemente hacerlas desaparecer. Posiblemente muchos estén pensando en los famosos hoteles de hielo, que efectivamente cumplen estos principios. También me ha parecido muy interesante el modelo de Domos Chile, bastante cercano al glamping. En estos casos vemos cómo los modelos son, desde un punto de vista empresarial y estratégico, bastante tradicionales, con las limitaciones del tiempo de uso en el caso del hotel de hielo y la característica de la posibilidad de cambio espacial en los otros. Evidentemente hay una propuesta de valor singular y una búsqueda de sensaciones distintas, pero más allá el modelo no difiere de otros más tradicionales.
Una de las barreras a las que se ve sometida la hotelería es al gran desembolso que requiere en temas de inmovilizado para crear y desarrollar su negocio, un enfoque de hotelería efímera desde una perspectiva física ayudará a minimizar esa barrera.
Además la hotelería efímera puede no ser sólo física, sino también conceptual. Cuando hablamos de que algo es fácilmente transformable, “destruible” incluso, no necesariamente lo estamos haciendo desde el punto de vista físico. Imaginemos por un momento un hotel que tiene una gran capacidad de cambio y durante un periodo del año es hotel, en otro centro artístico, en otro centro comercial y en otro… lo que se nos ocurra. Lo efímero de un modelo no está sólo en su parte física, lo está fundamentalmente en su parte conceptual. ¿No sería interesante, como comentaba en su clase Oscar Casasnovas, que todos los hoteles que se construyen para un gran evento (olimpiadas, formula 1, Copa América…) tuvieran la capacidad de que una vez finalizados esos eventos pudieran adaptarse a las necesidades de su entorno? Es fundamental tener en cuenta que la sostenibilidad de un hotel no depende sólo de su capacidad de asumir una gran cantidad de clientes, sino también de adaptarse a los cambios y, si es necesario, modificar su foco de atención del cliente externo (viajero) al cliente interno (ciudadano).
En este caso será interesante analizar qué modelo de negocio estamos desarrollando. En el caso de la hotelería efímera física es obvio que el modelo es simple desde la perspectiva que hemos comentado: es un negocio de alojamiento cuando está activo y nada cuando no lo está. En el caso de la hotelería efímera conceptual no es tan sencillo. La parte física, el inmovilizado, puede seguir existiendo, pero el tipo de producto, segmento, propuesta de valor, tipo de comercialización… pueden cambiar. Aquí hay muchas posibilidades, desde desarrollar modelos independientes hasta integrar las distintas propuesta s de valor incluso llegando a ampliar el concepto de establecimiento turístico y oferta turística dentro del mismo espacio.
Lo que está claro es que el concepto de hotelería efímera no se queda sólo en el enfoque físico, sino que da mucho juego desde una perspectiva conceptual. Será interesante ver qué tipo de modelos pueden salir de este concepto y las posibles soluciones cuando lo enfrentamos a las necesidades de usuarios, clientes y agentes del sector.
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