Hoy cenamos pizza. Lo tengo claro. Es justo lo que me apetece. Está decidido.
Hala, pues si está tan claro, no le doy más vuelta:voy encendiendo el horno. Entre tanto, voy pensando de qué la voy a hacer…
Mmmmm… anchoas? no, no…. jamón? uf, tampoco…. piña? bah, no se me ocurre de qué puedo hacerla!!
Así que voy a dejar que el instinto me lleve por la cocina y a ir cogiendo ingredientes según me vengan a la mano, sin pensar demasiado. Seguro que me sale algo rico.
Vamos allá. Empezaremos con la masa: harina… qué más, qué mas? mmmm… huevos, genial !! Ah, ya sé: un poco de nata… y azúcar! Uy, estoy haciendo una pizza un poco rara, a ver qué sale. Un ratito de horno, y ya tengo la masa.
Vamos ahora con los ingredientes: cubrimos toda la base con mermelada de tomate (si sois más clásicos podéis sustituirla por mermelada de fresa) y luego la salpicamos con un montón de cosas ricas (de fondant, claro!): aceitunas negras, pepperoni, pimientos, champiñones, maíz…
Por último, el toque especial: en lugar de orégano espolvoreamos con coco rallado, que hemos teñido con colorante verde. Y para sustituir al queso utilizamos unas virutas de chocolate blanco.
Y a la mesa!! Corre, pon la peli que ya llega la pizza!!!
Y es que en esto de la repostería creativa suceden a menudo cosas extrañas: un día te estás comiendo una pizza tranquilamente… y resulta que te sabe a bizcocho y mermelada. Qué está ocurriendo aquí?!?!