Hoy, día de revisión en Nefro

Playa de la Barceloneta. Foto de Ana Hidalgo Mientras espero, en la sala de espera y valga la rebundancia, veo la playa que hoy está picada, con unas olas bastante bravas y con un espectáculo digno de estar contemplando durante horas.  La verdad es que el Hospital del Mar tiene unas impresionantes vistas y mucho turismo alrededor. Restaurantes, cafeterías, el Puerto Olímpico, la Barceloneta, el Paseo Marítimo etc... Es un sitio ideal para los turistas, para pasear y para degustar un excelente marisco. Siempre que llego me siento de cara a la playa para contemplar el paisaje y ver si de esta forma me relajo... jaja, parezco novata pensando eso. No puedo remediarlo, pero siempre voy con el corazón en un puño, algo normal en la mayoría de los trasplantados. Mientras espero contemplo también un cartel de donación que me ha gustado y el cual he fotografiado.  Llega mi turno y entro... se me va cayendo el abrigo, el foulard lo llevo arrastrando, en una mano el bolso, en la otra el libro que estoy leyendo: "Las peripecias crónicas de una enferma". (Por cierto, Rosa, mi nefróloga ha hojeado el libro y dice que parece bueno). Nada más entrar, y como me conoce, me ha soltado: "Estás bien. El riñon está estable". Y seguidamente la enfermera a pasado a tomarme la tensión. Pero claro, en tan poco tiempo no me baja demasiado y, como siempre estaba algo alta por los nervios. Ya no me toman demasiado en cuenta por ser un irremediable caso de "bata blanca" comprobado. Pero bueno, el caso es que seguimos estando más o menos bien, el riñón sigue como siempre y hasta dentro de unos tres meses.