Hace ya algún tiempo, en este mismo blog, te animé a que escribieras tu propio manifiesto. Te conté que un manifiesto es una declaración pública de intenciones y principios, a menudo políticos, pero también artísticos y que, por supuesto, también estaban los manifiestos personales, que ponen en evidencia tus objetivos, tus principios y tus valores, como forma perfecta de tenerlos siempre presentes.
El ejercicio que te propongo hoy es que utilices esta técnica del manifiesto, para (de una vez por todas) definir el propósito de tu blog. Porque un blog tiene que tener un por qué, más allá de un porque sí. Porque tiene que tener una razón de existir, un motivo, un nicho en el que situarse, un lector al que dirigirse, en definitiva, una razón de ser que lo mantenga vivo y que a ti, que escribes en él, te mantenga lo suficientemente motivado como para continuar, y continuar, y aprender, y mejorar, y continuar, y continuar…
Un manifiesto no tiene por qué ser muy largo ni tampoco tiene por qué ser muy literario. Simplemente debe ayudarte a plasmar el propósito, los objetivos y los valores que quieres transmitir con tu blog, los cuales necesitas tener presentes para no perder tu esencia, por mucho tiempo que pase, por muchos bloqueos de los que tengas que recuperarte, por muchas dificultades a las que te tengas que enfrentar.
¿Quieres unos pasos sencillos para escribir el manifiesto de tu blog? Aquí van:
1. El nombre de tu blog:
Deja claro al lector el nombre de tu blog. Consigue que lo recuerde, que se acuerde de él cuando quiera buscarlo en Google, que le den ganas de apuntárselo.
2. El objetivo de tu blog:
Pregúntate para qué y por qué escribes en tu blog. Busca un motivo y haz que éste sea el eje central de tu manifiesto.
3. ¿Por qué tu blog es diferente?
Busca, entre los puntos fuertes de tu blog, aquellas cosas por las que crees que puede resultar atractivo y diferente para tus lectores.
4. ¿Cuál es tu público ideal?
Define el target de tu blog. Para quién escribes lo que escribes porque te apasiona.
5. Termina con un toque positivo:
Un manifiesto también es una llamada a la acción. Asegúrate de terminarlo con un toque positivo e inspirador, que haga que tus lectores quieran quedarse para siempre.
6. Después de escribir tu manifiesto:
Cuélgalo en un lugar visible y tenlo presente día a día, entrada tras entrada. ¡Nunca pierdas tu esencia!