Hoy es Sant Jordi, santo patrón de Cataluña. Por lo tanto, para mí y para el resto de las personas que tienen la fortuna (o no) de que sus padres le pusieran este nombre al nacer, debería ser un día especial. Es posible que muchas personas, el día de su santo o el de su cumpleaños, por ejemplo, piensen en aquella canción de Serrat en la que dice que «hoy puede ser un gran día», pero para mí no lo es. Hace años que dejó de serlo, al igual que hace tiempo dejó de serlo el día de mi cumpleaños, el día de Navidad o el de Año Nuevo. Y lo peor de todo es que si dices que para ti estos días no son especiales, todo el mundo te señala como un bicho raro y te señala con el dedo. Sinceramente, este día, al igual que los demás días señalados, para mí ya no tienen ningún sentido en especial. Quien quiera puede hacer el siguiente experimento: Cualquiera de estos días, que ponga las noticias (ya sea en la televisión, en la radio o por internet). Que mire la gente a su alrededor, y no solamente la gente de su entorno. Que observe. Observará cómo el sol saldrá y se pondrá, quizás con una pequeña diferencia de minutos, a las mismas horas del día anterior y a las mismas horas del día siguiente. Verá que los defraudadores seguirán defraudando, que los asesinos siguen matando y que los del Gobierno siguen a la suya. O sea, que, si le quitas lo de que es tu cumpleaños o tu santo, es un día igualito al resto de días.
Por otro lado, si éste cae entre semana, y a no ser que sea un día festivo entre semana, te seguirás teniendo que levantar temprano para ir a trabajar (los que tengan la fortuna de tener un trabajo) o estudiar aquellos que piensen en su futuro. Probablemente tendrán los mismos problemas de tráfico de siempre; que los de la taquilla o los de seguridad del metro tengan la misma mala cara de todas las mañanas; que el restaurante donde comas, si no te llevas el tupper de casa, esté igual de abarrotado de siempre… En definitiva, comprobarás cómo al 99% del mundo le importa un carajo que hoy sea tu cumpleaños o tu santo. Si no, siempre se puede hacer la prueba de acercarse a un desconocido y decirle que hoy es tu cumpleaños. Lo más probable es que la mayoría ponga cara de circunstancias y algunos ni siquiera de feliciten o, en el mejor de los casos, lo hagan sin demasiada gana, con un tono de voz que, entre líneas, te está diciendo que “a mí qué narices me importa. No tendré yo cosas mejores en las qué pensar”. Lo malo es que muchos se piensan que esto es como en las películas románticas, en las que una persona vive feliz y todo el mundo ya se pone feliz solo por eso.
Yo al menos no me siento feliz hoy. Muchos me dirán que debería estar contengo por celebrar otro día como este un año más, pero podría decir lo mismo de cualquier otro día del año- Recuerdo que hace algunos años alguien me dijo que el día de mi cumpleaños “era más sabio que el año anterior”, pero podría decir lo mismo en cualquier momento. Es más, cada día, al menos en principio, eres un poco más sabio que el día anterior. ¿Por qué hemos de celebrarlo solamente un día al año? ¿Acaso no somos cualquiera de nosotros un poco más sabios que, por ejemplo, hace un mes? Entonces, ¿por qué hemos de esperar meses para celebrarlo? ¿Por qué no celebrar que eres más sabio o más de todo con el inicio del nuevo año y no en abril, por ejemplo? Preguntas para las cuales no sé si llegaré a tener respuestas algún día.