A Hsipaw, llegamos con el autobús desde Inle Lake a las 5 de la mañana. Han sido 13 horas y media de camino aunque no se nos ha echo tan pesado, el autobús era bastante cómodo. Bajamos y recogemos nuestras mochilas poniéndonos rumbo a encontrar algún alojamiento decente. Sin preguntar, una simpática mujer nos dice: -¿Mr. Charles?- mi cabeza resuena - es el que está en la Lonely Planet que además organiza trekkings- respondo rápidamente que sí y la señora me obsequia con una tarjeta del alojamiento que contiene un mapa del lugar. Aunque es de noche, no se ve un pijo, estamos adormilados y está en el quinto pino...vamos a ver si lo encontramos.
A lo poco de andar nos percatamos que no somos los únicos que nos dirigimos al lugar, sino que vamos absolutamente todos los que hemos bajado del bus. Empiezo a pensar que el tema del alojamiento va a estar difícil. Llegamos los primeros junto con una pareja francesa con quiénes ya habíamos coincidido en el autobús y alojamiento en Kalaw. Después de nosotros llegan 3 chicos más y otra pareja. La puerta del Mr. Charles está cerrada y nos esperamos fuera. Albert y yo ni cortos ni perezosos nos sacamos la bollería que llevábamos por si teníamos hambre en el bus y nos hacemos un café de estos instantáneos. Enseguida sale una pareja que nos permiten la opción de entrar a la recepción a esperarnos tranquilamente todos sentados en el suelo. Un chico nos comenta que hay habitaciones libres pero que tendremos de esperar a que las limpien cuando la gente de los trekkings se vayan. Todavía estaba suspirando de salvación cuando aparece una chica y nos dice que para nada es seguro que tengamos habitación, pues no sabe cuánta gente se marchará hoy y sólo están seguras las dos habitaciones reservadas por las dos parejas que estaban con nosotros.
Para no perder más tiempo, aunque no son ni las 7 de la mañana, continuamos nuestra búsqueda. Nos recorremos prácticamente todo el pueblo, por suerte, hemos podido dejar las mochilas grandes en Mr. Charles para la búsqueda. Entramos en varias GH, todo lleno o caro. Vemos un hotel que parece ser caro pero nuestra desesperación nos hace entrar a preguntar y no nos lo podemos creer pues el precio es de sólo 15 dólares. Dormiremos en una habitación que esta en la parte de atrás del edificio principal del hotel, en un edificio precioso tipo rústico.
Alquilamos un par de bicis para inspeccionar los alrededores con el mapa que nos han facilitado los mismos del alojamiento y vamos en busca de la famosa cascada. Salimos del pueblo y entramos en el camino que parece ser el que está indicado en el mapa pero nos sorprendemos al encontrarnos con un cementerio. Dentro del cementerio hay una casa y le preguntamos al señor: -¿waterfall?- y nos señala que sigamos. Pues nada, seguiremos por en medio del cementerio.... 100 metros más adelante llegamos al vertedero donde se está quemando basura literalmente en medio del camino por el que tenemos de pasar. Un señor nos señala que nos metamos por el camino, pronto adivinamos que lo que quiere es que dejemos las bicicletas aparcadas ahí. Le decimos medio ahogados con el humo que gracias pero queremos hacerlo en bici y nos intenta convencer para que vayamos andando.
Al empezar el descenso me doy cuenta de porqué el pobre hombre nos insistía tanto. El camino tiene unas regueras enormes y, aunque Albert puede ir encima de la bici perfectamente porque ha nacido con ella entre las manos, yo me pateo todo el camino andando con la bici arrastrando y cabreada por no poder tirarla por algún barranco.
Entre riachuelos, bajadas, subidas, pasos estrechísimos y precioso color verde logramos ver la gran cascada bastante cerca. Ahora sí, aparcamos las bicicletas y subimos la última cuesta andando. Al llegar nos encontramos con el chico canadiense del autobús y de la búsqueda de alojamiento mañanera, entablamos una buena conversación sobre lo sucedido y unas risas. La cascada es preciosa. Cae en forma de cola de caballo, como nuestra queridísima "Cola de Caballo" del Monte Perdido en Huesca. Tienes la posibilidad de bañarte en la pequeña balsa que hay con el agua fresquísima cayendo de la deslumbrante cascada.
Comemos en el Mr. Food, que nos parece un poco caro aunque la comida está bien y sirven cerveza de barril Dago.
Volvemos al alojamiento y preguntamos para el Trekking de mañana. Le comentamos a la chica que nos interesa ver las poblaciones Shan y nos explica que podemos hacerlo nosotros mismos en bici o andando. Vaya...no nos han vuelto a convencer en otro trekking. Le preguntamos dónde está y salimos del pueblo dirección al templo que tiene un buda en medio de un estanque de agua, rodeamos todo el camino rural y nos encontramos con la etnia shan y su forma de vida, con sus casas de nipa o madera y sus alrededores de hermoso paisaje lleno de arrozales, pajares y bueyes que nos han deleitado los ojos. En medio del camino, rodeando el río, nos encontramos con un resort de alto nivel. La chica sale a saludarnos y me paro para pedir el precio por curiosidad -55 dólares-, un precio que no me parece nada mal considerando el lugar. Aunque aviso que no nos vamos a quedar la chida insiste en enseñarnos las habitaciones por detrás para que vea el río y nos paseamos con ella por el jardín de los hermosos bungalows. Un gran lugar para relajarte sin duda!
Un poco más adelante en nuestro camino nos encontramos tal y como nos habían explicado la vía del tren que bordeamos hasta meternos de nuevo en el pueblo.
Descansamos 5 minutos en el alojamiento y salimos de nuevo a la carga. Ésta vez nos vamos hasta la Pagoda de Thein Daung, también llamada la colina de los 5 budas o la " Sunset Hill" por las maravillosas puestas de sol que te ofrece. Nos cuesta un riñón y parte del otro subir con la bicicleta toda la cuesta arriba pero por las vistas ha valido totalmente la pena. Se observa todo el valle de Hsipaw y el río que lo atraviesa. El sol va cayendo y cada vez somos más sentados en el muro observando los cambios anaranjados y rojizos del paisaje. Cuando el rojo ya ha dado su máximo esplendor decidimos bajar encontrándonos de nuevo con el canadiense y decidimos quedar con él para cenar y acabar de hablar tema trekking o tren de Hsipaw a Pyin Oo Lwin.
Jean Olivier nos comenta que sabe de un indio muy barato en la Main Rd. y no se equivocaba comida buenísima y baratísima. Un roti de verduras 500kyats. La cerveza la dejamos para después que la encontramos por 900 la botella de litro en otro indio. La cerveza es china, no una maravilla, pero sí barata. Por el camino de vuelta observamos que ¡Un señor está sacando perros recién nacidos de una alcantarilla! Jean O. le ayuda a sacarlos todos, ¡Son preciosos! El señor los envuelve y se los lleva a su casa. Esperemos que los cuide...
Mañana realizaremos el famoso viaje en tren desde Hsipaw a Pyin Oo Lwin por el viaducto de origen británico por la garganta del Gokteik, quedamos para despedirnos de Jean Olivier con un buen desayuno.