Revista Viajes

Huelva

Por Orlando Tunnermann

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No es que me guste a mí ir discriminando a nadie ni nada, en absoluto. Prefiero los adjetivos y adverbios decorativos que los que sólo sirven para el eufemismo o el desprestigio. Pero Huelva me lo pone difícil con su sosería anodina. Llego a esta ciudad andaluza con la esperanza de encontrar algo que me dé carrete como para llenar unas líneas de descripciones más o menos vistosas. Difícil tarea. En todo caso, como pertinaz viajero que soy, husmeando y echando suela por doquier, arribo al santuario de Nuestra Señora de la Cinta. De blanco perpetuo y riguroso, es bonito, sin duda. La patrona de la ciudad nos deja este regalo para compensar la visita. Tras la entrada porticada es precioso el retablo del altar y los techos pintados. Lo encuentro algo oscuro el santuario, así que me alejo hacia la claridad de los bonitos jardines que encontraré después paseando por el Parque Moret. También vale la pena, ya que estamos por aquí, acercarse al barrio inglés y esas casas "forasteras" denominadas con una inicial. Más paseos meritorios en Avda Martín Alonso Pinzón, ideal para tomar algo, ir de tapas, ver gente. Pero después de caminar un rato descubro que Huelva tiene sus acicates, para un día por supuesto.HUELVAHUELVA
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HUELVAAYUNTAMIENTO INTERIOR
Quedarse más tiempo se me antoja anómalo. La plaza de las monjas tiene su "público" también. Además hay un bonito monumento a Colón que real a un poco la insulsez onubense. Verás gente, lugares para comer, etc.
No menos atrayente es el magnífico edificio palatino en la calle Alcalde Mora Claros. Fabulosa fachada palaciega, sin duda. Ahora pertenece a la Junta de Andalucía y se utiliza como centro de día. Pero no dejes de visitarlo para retratar esas molduras blancas que "patinan" sobre la superficie asalmonada del palacete.HUELVA
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