Revista Cultura y Ocio

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz

Por Matilda @Matildalibros


La importancia de los textos bien escritos.
   La humilde cavilación de hoy es más bien una petición, una queja y un enfado monumental.
   Hace mucho tiempo que ando dándole vueltas a si debo escribir sobre esto, tal vez os parezca que no tiene mucho que ver con la literatura infantil, pero después de muchos libros leídos, creo que sí tiene que ver, con la infantil en particular y con cualquier tipo de literatura en general.
   Sé que todos cometemos, a veces, faltas de ortografía, de expresión o de concordancia, mucho más si estamos escribiendo textos largos, no pasa nada, es algo que hay que cuidar, pero todos tenemos despistes.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Lo que sí me parece grave es que no estemos dispuestos a subsanar esos errores, que no solo no les demos importancia sino que tampoco nos parezca bien que nos los señalen.
   Y ahora, como siempre, me explico. Últimamente leo muchos libros autoeditados, muchos, muchos. Y no me entendáis mal, me parece estupendo que hoy en día se pueda hacer llegar un libro a todo el mundo sin necesitar una editorial. Por mucho que a mí me guste el trabajo que hacen, es imposible que abarquen todo lo que se escribe.
   Además, ahora, el mundo de los blogs ofrece una buen herramienta para darse a conocer. No hay nada como enviar tus escritos a varios blogs para conseguir un poco de promoción.
   Todo esto me parece muy bueno. Es un incentivo para el escritor y una alegría para el lector que puede acceder historias que, de otro modo, le resultarían desconocidas.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Ahora bien, que las nuevas tecnologías, las plataformas digitales y la enorme cantidad de blogs literarios que, por suerte, podemos encontrar, nos faciliten la labor no quiere decir, en absoluto, que podamos publicar lo que escribimos tal cual sale de nuestra pluma o nuestro teclado, según el caso.
   Normalmente, cuando leo un texto que me han enviado, independientemente de que lo reseñe o no, procuro enviarle a su autor un pequeño informe de lectura. No es gran cosa, le cuento qué se podría mejorar de su relato, qué puede faltar, qué sobrar, etc.. No entro a valorar si me gusta, simplemente le ayudo a hacer su escrito más correcto y siempre, siempre, recomiendo una revisión ortotipográfica y de estilo. No siempre porque esté mal escrito, que a veces sí, sino porque todos cometemos errores y naturalmente, estos errores, los ve mejor otra persona, ajena al proceso de creación y que, normalmente, se ha formado para hacer esta labor.
   Para que os hagáis una idea, dicen que Gabriel García Márquez tiene tres correctores, ¡y es un magnífico escritor!
   Mi sorpresa, mi pena o mi decepción llega cuando, a pesar de haberme molestado (y como yo, sé que muchos otros blogueros) en hacerle un informe de lectura, el autor sube sus libros a Amazón o a Lulu sin cambiar ni siquiera una coma.
   Perdonadme pero eso es ser muy poco humilde, muy poco profesional y no amar los libros y las palabras como se supone que debe hacerlo un escritor. Mi opinión puede gustarte o no pero, si te avisan de que tu texto no es correcto, deberías tenerlo en cuenta. No porque la persona que te lo dice sea infalible, ni mucho menos, sino porque los escritos perfectos no existen y siempre es bueno darle otra vuelta.
   Un texto sucio, con errores y faltas da muy mala impresión y se anuncia a bombo y platillo en las redes sociales para que todo el mundo lo lea. ¿No nos damos cuenta de que esa es nuestra carta de presentación? Es como llegar a una cita muy importante con la ropa sucia y sin peinar.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Esto me da mucha pena porque si el escritor no cuida su obra, que debería ser la niña de sus ojos, ¿quién lo va a hacer?
   Nos pasamos la vida criticando a las editoriales por saltarse, en el proceso de creación de los libros, a los correctores y por pensar que con el corrector de word está todo hecho (ojo, hay editoriales que ofrecen trabajos impecables en todos los sentidos) pero nos olvidamos de que escribir correctamente es algo que todos deberíamos intentar.
   Y ahora os cuento porque creo que esto sí afecta a la lectura infantil. Desde hace unos años la idea de escribir bien, sin faltas de ortografía, concordancia, etc., se está menospreciando y ninguneando continuamente. Da la sensación de que no es importante colocar las tildes en su lugar, abrir y cerrar las interrogaciones o saber usar “deber” y “deber de” correctamente. Esto, nos guste o no, no es bueno. Una cosa es escribir un mensaje en el móvil, donde todo vale porque si no no nos cabe todo lo que queremos decir y otra muy distinta es que traslademos esa manera de escribir a todos los ámbitos o que, arrastrados por esta tendencia dejemos de darle importancia sea cual sea el escrito al que nos enfrentamos.
   Si un niño lee textos mal escritos, primero, aprenderá muchas formas incorrectas y segundo, no considerará importante escribir bien él mismo, puesto que los adultos, los libros de texto o los libros de aventuras que lee no le dan ninguna importancia a este aspecto. Aún recuerdo mi sorpresa monumental cuando, siendo niña, empecé a descubrir faltas de ortografía en el periódico.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Y ¿Qué va a pasar cuando ese niño tenga que enfrentar situaciones en las que se requiera un uso correcto de la escritura? Que le faltarán herramientas y no estará a la altura de las circunstancias.
   No pasa nada por escribir de un modo más relajado en según qué situaciones pero debemos ser conscientes de que lo hacemos mal porque queremos, no porque no sabemos hacerlo mejor. No vale hablar de lo mal que escriben los niños de hoy en día mientras nosotros mismos ninguneamos tildes y comas sin ningún remordimiento.
   ¡Ah! Y tampoco pasa nada por equivocarnos, para eso revisamos lo que escribimos, se lo damos a leer a otras personas, etc. ¡El mundo está lleno de correctores estupendos!
   El lenguaje es algo vivo que va cambiando y quién sabe cómo evolucionará el nuestro pero, de momento, es como es y si nosotros no lo mimamos nadie lo va a hacer.
   Así pues, la humilde entrada del mes es para pediros un favor, hay tiempo y lugar para todo, hasta para escribir mal, pero no dejemos que nuestros niños no aprendan a hacerlo bien porque les estamos cortando las alas en muchos aspectos.


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LOS COMENTARIOS (1)

Por  anadeblogs
publicado el 06 julio a las 02:31
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Me parece tan fuerte y la vez tan real lo que comentas... por una parte, lo de los autores autopublicados. A mí me ha pasado, no soy escritora pero he trabajado de correctora y cuando les he hecho el favor a ciertos amigos de corregir sus escritos, lo han enviado sin tener en cuenta las correcciones... ¡por Dios, que no estás censurando la obra, sólo eliminando lo que está escrito incorrectamente! No sé si es el exceso de ego o el desinterés que tienen por nuestro idioma, o que lo "moderno" les parece más "cool" (y recalco las comillas) pero parece que el colegio no les sirvió de mucho.

Respecto a nuestros niños, he visto ya en varios blogs que solicitan escribir correctamente, pero ni por esas: la "k" por la "q", el "xq" por el "porqué", me llegué a encnontrar un nuevo vocablo "ttmte"= totalmente...¿la culpa? ¿los padres? ¿los profesores?... recuerdo que, en mi época, falta de ortografía en el examen significaba 0'25 puntos menos. Ahora es que hasta algunos profesores escriben así, lo he visto con estos ojitos...gracias por recordarnos esta triste realidad para nuestro idioma.