Revista Cultura y Ocio

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.

Por Matilda @Matildalibros

Los comics.
   El otro día comentábamos la importancia de leer y dejar leer en el formato y de la manera que a uno más le guste. Hoy quiero romper una lanza por uno de esos formatos poco valorados y de los que se dice “eso no es un leer”: El comic.
   Como lectora empedernida que soy creo que he probado géneros y formatos de muchos tipos, de todos los posibles porque me gusta saber de cada uno. Como es natural, no todos me han gustado y no sigo siendo lectora empedernida de los mismos. El comic es uno de los que entraron a formar parte de mi mochila lectora siendo niña y que, a día de hoy, aún descansa en ella.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Hace poco un amigo me recomendaba la película de Iron Man y me comentaba que le gustaba mucho el súper héroe. Yo le dije que no había leído comics de Iron Man así que desconocía su historia y no sabía muy bien si sería un súper héroe de los que me gustarían. Cuando él me contestó que tampoco había leído ninguno de sus comics yo me sorprendí, todos los súper héroes que conozco han llegado a mí en papel y si he querido ver sus películas ha sido porque me había gustado lo que había leído… Esta ha sido la primera vez que me he animado a conocer a uno de ellos directamente en la pantalla (debo decir que me ha gustado pero sospecho que en esto tiene mucho que ver el actor que lo encarna) y si os digo la verdad me he sentido un poco traidora.
   No soy una entendida en este tipo de comics y me pierdo entre fechas, ilustradores y guionistas; como todos, tengo mis preferidos (Spiderman y Batman), me encantan las alianzas entre unos y otros, conozco levemente a los súper malos (aunque a veces mezclo y despisto) y tengo más o menos controlada las historia, pero poco más.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Tampoco soy una erudita en lo que se respecta a Tintín pero tengo todos sus libros en casa y no me canso de leerlos, Mafalda tiene hueco en casi todas mis estanterías (en varios tamaños) y Asterix y Obélix vienen conmigo desde que recuerdo que sé leer. Me he reído con Zipi y Zape, con Carpanta, con Anacleto agente secreto, no me sé todas las entradas secretas de la TIA pero me sigue encantando que me las cuenten, con trece años estaba enamorada del Teniente Blueberry y con él aprendí un poco de la Guerra de Secesión y de los indios americanos, me gustaban las aventuras del Capitán Trueno o de Cori el Grumete y soy consciente de que hay miles de personajes que no conozco y con los que podría pasarlo estupendamente.
   No soy una entendida en el mundo de los comics pero me encantan y los sigo leyendo y descubriendo. Jamás se le ocurrió a nadie decirme que eso no era leer y recuerdo con especial cariño los ratos en que mis hermanos y yo, apretados en algún sillón, descubríamos juntos el nuevo título que había llegado a casa.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Pudiera parecer que un comic tiene menos texto que un libro “de verdad” pero no siempre es así y el hecho de que haya dibujos por todas partes no hace que el lector se esfuerce menos, lo hace de otra manera y las ilustraciones sirven, precisamente, para apoyar y completar el texto. Son más fáciles de leer porque son más ágiles y ligeros y porque su formato ayuda a que el lector no se canse ni se aburra.
   Hay muchos, millones de comics y podríamos hablar de otros muchos, millones de lectores que descubrieron lo divertido que era sumergirse entre páginas gracias a ellos.
Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.
   Sí señor, yo quiero reivindicar el comic, para todos los gustos y para todas las edades, creo que forman un universo grande y maravilloso y que es difícil que no encontremos en él una historia o un personaje que nos guste. 

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