#Hversdagsmynd (A.K.A. Foto del día)

En mi trabajo paso gran parte de tiempo analizando y hablando sobre internet y redes sociales (entre otras cosas) pero, quizás por eso mismo, no soy especialmente activo en las redes. Ya se sabe: en casa del herrero cuchillo de palo.

Alguno me podríais decir que eso no es del todo cierto ya que además de mis perfiles personales también tengo este blog (también tengo otro inactivo desde hace años sobre cómics) y un perfil de Facebook que lo acompaña (del que os podéis hacer fan en el botón de la parte derecha)… eso sin contar mis cuentas en redes de fotografía. Pues sí, todo eso es cierto, pero aun así el uso que hago es muy limitado.

No soy fan de los juegos de Facebook, ni de escribir en Twitter con el hastag del momento. Es más cuando alguien que no me interesa me pide que le marque como amigo ni siquiera le doy al botoncito de ignorar… simplemente dejo que la invitación vaya cogiendo polvo en mi perfil.

Una de las cosas que más rabia me dan son las cadenas, hasta el punto que nunca he participado en ninguna… o no lo había hecho hasta ahora.

Esta cadena en cuestión llegó desde Islandia acompañada de un hastag incomprensible para los que no sabemos islandés (Hversdagsmynd) y un reto a mi pareja. Como las cadenas se propagan de la misma manera que un virus ella “me lo pegó a mi”.

La cuestión es ¿Qué hizo que me saltase mi norma de no participar en este tipo de cosas?. Muy sencillo, el reto que proponía esta cadena era fotográfico. Si es que si se sabe que tecla pulsar soy fácil de convencer :-)

La cadena en sí consitía en subir durante cinco días consecutivos una foto (el palabro islandes se podría traducir como “foto diaria”). Una vez planteado el reto decidí hacerlo de una forma diferente a como suelo plantearme una salida fotográfica y me puse una norma extra: todo el proceso lo haría única y exclusivamente con mi movil. Ya sé que los móviles actuales tienen unas cámaras estupendas y mil programas de edición, sin emabrgo el mío ya tiene unos años y la cámara es cuanto menos… de mala calidad (y de programas de edición ni hablamos teniendo en cuenta que no me funciona ni el Angry Birds).

Una vez asumido esto me encontré en un dilema: O sólo hacía fotos en condiciones de excelente luminosidad para que quedasen bien expuestas y bonitas (todos sabemos que con buena luz cualquier cámara es buena) o bien las hacía en cualquier parte como me apeteciese y sin preocuparme demasiado de si salían movidas o con ruido. Me decanté por esta última, ya que lo que buscaba era divertirme.

Bueno, el resultado son las cinco fotos que os enseño aquí. No son las mejores de mi fototeca (¿Existe la palabra?), pero el tener que obligarte a pensar todos los días una foto es un buen ejercicio que alguna vez repetiré.