Revista Arte

Hybris

Por Peterpank @castguer
Hybris
hybris es un concepto griego que puede traducirse como ‘desmesura’ y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en uno mismo exagerados, resultando a menudo en merecido castigo.

Aproximadamente el 3% de la población tiene rasgos psicopáticos y en dirigentes, tanto políticos como empresariales esto se acentúa aun más. El carácter manipulador y no empático es una ventaja en estos “oficios” donde los “escrúpulos” son un hándicap.

La psicopatía no es que matas a los vecinos y los entierras, es solo que llegado el caso podrías hacerlo y no por eso dejar de dormir a pata suelta por la noche.

La cantidad de psicópatas durmientes entre la población general se revela de forma muy certera en las guerras. ¿Ven ustedes a esos chicos y chicas americanos en las fotos que se hacían en Abu Graib mofándose de presos torturados y sacándose fotos con ellos muertos como si fuesen trofeos humanos? Pues bien, su madre y sus amigos lo negarían vehementemente, pero en realidad son psicópatas, en los demás ven cosas, no semejantes y llegado el caso lo harían igual con ustedes y luego se tomarían un cortado.

¿Por qué?. La respuesta la he hallado leyendo un libro de David Owen titulado En el poder y en la enfermedad. El autor define allí un síndrome, al parecer, frecuente entre los poderosos: se denomina la hybris .

No se trata de un término médico. Proviene de los griegos, concretamente de Platón (Fedro), quien lo describe así: “Un deseo que, arrastrándonos hacia ciertos placeres, nos gobierna”. Aristóteles, en su Retórica, lo matiza: “El placer que se busca en un acto de hybris consiste en mostrar a los demás nuestra superioridad”.

Owen enumera una serie de síntomas que evidencian la existencia del síndrome hybris en los líderes políticos: obsesión por la propia imagen; tendencia a concebir el mundo como un escenario donde exhibir su gloria personal y no como un territorio lleno de problemas que conviene resolver; discursos mesiánicos y exaltación verbal; identificación con el Estado o la Nación; desprecio a las reconvenciones y las críticas; exagerada fe en sí mismos; el sujeto sólo se siente responsable ante Dios o ante la Historia; muestras evidentes de irreflexión; progresiva pérdida de contacto con la realidad; absoluto desprecio hacia el coste de sus propias decisiones.

Dos factores externos acrecientan el riesgo de caer en la hybris: la facilidad con la que se han conseguido los éxitos anteriores (fe ciega en la suerte) y el tiempo en el poder aumentan exponencialmente el riesgo de caer en el síndrome.


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