Yasujiro Ozu
“No hay una forma que seguir. Cuando aparece un film extraordinario, es que ha seguido su propia gramática. Si ruedas un film como te apetece, es algo que salta a la vista”.
Documental centrado en la vida y obra de Yasujiro Ozu, el gran director japonés de la sutileza y la simplicidad; partiendo del kanji Mu (Nada) puesto en la lapida del director, el documentalista Kazou Inoue indaga sobre esta idea, obviamente con las diversas voces de los actores que participaron en las obras de Ozu, sus asistentes de dirección, destacando el gran Shoei Imamura, el experto en cultura japonesa y su cine Donald Richie y otros más, que no sólo nos muestran a un perfeccionista sino a un tradicionalista que transmitió la esencia japonesa como un recurso universal a partir de sus dramas familiares donde la soledad y la vida confluían constantemente. Si bien el trabajo audiovisual se puede quedar corto en muchos aspectos, como información, es un documento apreciable, y un gran acercamiento para los que no conocemos demasiado la obra de Ozu - a penas he visto La hierba errante y lo que he leído sobre éste-.
Estructurado como un documental directo en el que Inoue hace parte de las entrevistas a actores, guionistas, asistentes y demás, que hicieron parte de esa familia que era Yasujiro Ozu, un patriarca cinematográfico, detallista en la puesta en escena, de los actores y de la nimiedad, convertida en la esencia de este director. Como ya habíamos visto en un documental de Wim Wenders, y en textos sobre Ozu, en este trabajo se vuelve a citar o mejor se especifica, el uso de la cámara baja o sobre un tatami - la estera propia de las casa japonesas- que prepondera las acciones y ese tradicionalismo del director japonés, pero también el manejo de los actores y su distribución en el espacio, se profundiza en lo detallado y realista que era el director, y ante todo, el amor que le tenían sus actores y técnicos, que lo veían como un padre detrás de la cámara de cine. El documental también se acerca a otros aspectos más personales de Ozu, la vida con su madre, la forma en la que trabajaba con uno de sus guionistas, las lecciones a los actores, y varias situaciones más, que han hecho de este director uno de los más importantes y personales del Japón, al mostrar la clase media baja, historias familiares y una simplificación narrativa, que en su serenidad, se vislumbra un sobrio humanismo, que a la final es la mejor forma de definir el cine de este director.
Montaje Paralelo: Tokyo - Ga (1985)