Título original: 악마를 보았다 Género: Thriller
Duración: 144 minutos País: Corea del Sur
Dirección: Ji-woon Kim Guión:
Hoon-jung Park
Intérpretes: Byung-hun Lee, Min-sik Choi, San-ha Oh, Yoon-seo Kim, Ho-jin Jeon
Música: Mowg Web: isawthedevilmovie.com/
La policía coreana trata de encontrar a un depravado asesino en
serie que lleva tiempo sembrando el terror en la zona.
Soo-hyun, un agente secreto del gobierno, comienza una caza implacable cuando su novía se convierte en la última víctima del asesino. De esa forma dará comienzo un
macabro juego del gato y el ratón sin concesiones.
Dentro de esta racha de cine asiático en la que estoy inmerso en los últimos días, hoy es el turno de reseñar el que muchos han calificado como el mejor thriller de los últimos años: I Saw the Devil (Encontré al Diablo), una trepidante historia de persecución y venganza que viene de la mano de Ji-woon Kim, director de Dos Hermanas (2003) o El Bueno, el Malo y el Raro (2008). La verdad es que no cabe duda de que estamos ante un film espectacular, en el que todos los aspectos se han cuidado hasta el más mínimo detalle. El resultado es una trepidante historia de venganza con un ritmo endiablado en la que no faltan detalles que la convierten, por momentos, en un drama policíaco o en una escalofriante película de terror psicológico.
El film, como ya he comentado, se sustenta sobre una tremenda historia de venganza, una frenética cacería humana en la que dos personajes geniales se enfrentarán en un brutal juego del ratón y el gato, un toma y daca sin concesiones entre dos hombres sin nada que perder, con el único fin de acabar uno con el otro, enmarcado todo ello en una espiral de violencia casi sin límites. Uno de esos personajes es Kim Soo-hyeon, agente secreto de la policía coreana que se convertirá en improvisado e implacable justiciero al margen de la ley cuando su prometida es violada, asesinada y descuartizada por un psicópata sin escrúpulos que lleva tiempo sembrando el terror en la zona.
La interpretación de este agente corre a cargo de Byung-hun Lee, actor con una larga trayectoria en el cine asiático que díó el salto al streaming hollywoodiense con G.I.Joe (2009), y que se mete a la perfección en el papel de hombre atormentado que se convierte en monstruo para acabar con otro monstruo. Buena actuación aunque algo fría en general, que se sustenta en un rostro inexpugnable, rebosante de furia contenida que se libera por momentos en los violentos encuentros con el inhumano asesino en serie, un duelo sobre el que pivota por completo el film. Aún así, la auténtica estrella de la función es el villano, de gran carisma y una bajeza moral increible, cosa que no le impide constituirse en el personaje que más llama la atención. El encargado de meterse en la piel del psychokiller Kyung-Chul es un actor como la copa de un pino que nos regala una actuación memorable, digna de un gran premio (si los grandes premios se tornaran justos alguna vez...). Se trata de Min-sik Choi, conocido por ser el protagonista de la cinta de culto Oldboy, dirigida en 2003 por Chan-wook Park. Simplemente una interpretación magistral, para la que sólo cabe el aplauso y la reverencia. Actor de culto para mí desde ya.
El tira y afloja entre este tándem protagonista es la principal baza de un film cuya acción pronto alcanza velocidad de crucero y al que lo único que se le puede achacar como defecto es su extensa duración (casi dos horas y media...) y un ligero descenso en el ritmo narrativo según avanza el metraje. Yo añadiría que el final, a pesar de ser un desenlace correcto, peca de una ligera falta de fuerza según lo visto y acontecido durante toda la historia. Aún así, entra dentro de las opciones lógicas y supone un buen broche a una historia trepidante de esas que te agarran por la solapa y no te suelta hasta el final, al que asistes conteniendo la respiración y esperando el golpe de gracia definitivo.
Técnicamente, la película roza la perfección y se nota que se ha cuidado con mimo hasta el más mínimo detalle: planos, secuencias, la posición de la cámara, la fotografía, la dirección artística... Un deleite técnico al servicio del espectador. Destacaría, por encima de todo, la secuencia del taxi, con esa cámara pivotando sobre sí misma y ofreciéndonos una panorámica completa de la acción que transcurre dentro del vehículo. Simplemente genial, una auténtica gozada. Y no me olvido de unos efectos especiales a la altura, dotando de un realismo sobrecogedor a las escenas de violencia y tortura del film.
I Saw the Devil ha supuesto para mí un viaje increible durante el cual descubrimos los lugares más recónditos del ser humano, viajando desde la lúgubre y tenebrosa gruta que constituye el interior de ese asesino que comete cualquier tipo de acto, por escalofriante que sea, para satisfacer su necesidad de sangre y muerte, hasta el pozo sin fondo rebosante de odio y venganza en que se convierte el alma del improvisado y atormentado justiciero que se transforma en monstruo para dar caza a otro. Una auténtica espiral de violencia y autodestrucción mutua a la que asistimos impasibles y sin pestañear, que intenta convencernos de que es imposible recuperar lo perdido a pesar de que inflinjamos al culpable de nuestra pérdida todo el dolor del mundo. Si, es posible que no sirva para traer de vuelta aquello que amamos y nos arrebataron, pero tengo que reconocer que soy de ese tipo de personas que casi equiparan justicia con venganza. Peliculón con mayúsculas, y de nuevo una película asiática, este vez coreana, a mi olimpo particular.