Revista Coaching

I will survive

Por Soniavaliente @soniavaliente_

 Imaginen que compran un cupón de lotería. ¿Es por la mañana o por la tarde? ¿Con qué billete lo han pagado? No mientan. No tienen ni idea. Porque se imagina, así, en general. ‘Me toca la lotería y bfffff’; ‘Me reencuentro con X por la calle…’. Y ya. La imaginación es como un libro de Stephen King: de trazo grueso.

Por eso, resulta tan complicado proyectarse en el futuro. El cerebro es miope. Y las decisiones, cortoplacistas. Nadie se imagina a sí mismo hambriento la noche de Navidad. Son, somos, terribles vaticinando.

Piensen ahora que en sus vacaciones visitan un lugar paradisíaco, remoto, y no deja de llover en dos días y el cerebro, cegato y cenizo, no es capaz de concebir el resto de su viaje con un sol refulgente. Si algo tan sencillo, se nos hace bola, imagínense a ustedes mismos, los de aquí y ahora, los de este preciso instante, proyectados en un futuro. ¿Le seguirán gustando las películas de miedo en unos años? ¿Serán felices si la vida tiene otros planes? Cuestiones interesantes de responde teniendo en cuenta que ni siquiera tienen la certeza de si ustedes serán ustedes dentro de diez años o si mañana perderá la gracia quien les hizo sonreír durante la última década.

I will survive

A pesar de todo, dicen los expertos, tomamos decisiones serias basadas en el yo presente. Pensamos que el matrimonio es para siempre, que los estudios elegidos serán nuestra profesión de por vida. Que esta vez sí, nos decimos. Que nos apuntamos al gym e iremos. Que éste será el año en el que definitivamente aprenderemos inglés. Aunque sea pasando un verano en Dublín. El autoengaño está directamente relacionado con el instinto de supervivencia y la resiliencia. Aunque a nadie le guste cambiar, se calcula que el 50% de la población está lista para afrontar una broma pesada de la vida.

Sonrían. El sol brillará mañana. Menos en Irlanda.


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