Nigeria, 177 millones de habitantes, al suroeste Lagos, 20 millones, una megalópolis, desde hace poco la mayor de África y creciendo, un caldero ecuatorial paradigma de lo que ocurre cuando se mezclan la tradición ancestral, el colonialismo y la globalización, donde la cultura y el saber popular propios se hibridan con los conocimientos descontextualizados y la accesibilidad propias de la era de internet. Como en otros lugares que visitó I.C., la complejidad y la falta de complejos harán que cualquier contradicción sea posible y cualquier excepción habitada.
Energía y Economía
En Nigeria se produce más crudo del que se puede consumir, es por tanto un país rico, y sin embargo y como ocurre tantas veces, ese dinero no llega a distribuirse equitativamente ni en el tejido social ni en el empresarial. Es más, el hecho de que el petróleo sea un negocio tan rentable y fácil hace que prácticamente no exista interés en promover otros sectores económicos ni sus consiguientes puestos de trabajo. Tampoco hay una red de abastecimiento eléctrico que logre dar más de tres horas seguidas de servicio, pero de nuevo, al ser tan barata la gasolina, todas y cada una de los pequeñas y grandes viviendas, negocios o cualquier dotación en general, de la más humilde a la más moderna, necesitará tener su propio grupo generador de electricidad que se acumulan en casetas o directamente en la calle como si fueran bicicletas. Lagos, la capital económica, es pues una de las ciudades más contaminadas del mundo y ni de día ni de noche se deja de escuchar el ruido de los generadores.
Por otro lado, la inversión extranjera es enorme gracias al petróleo y los negocios relacionados directa o indirectamente de él, este circuito económico es exclusivo para extranjeros y oligarquías Nigerianas. La promoción de proyectos como Eko Atlantic, un distrito nuevo ganado al mar al estilo Dubai, es una muestra de ello.
Como es de esperar y como ocurre en tantas otras partes del mundo, el resto de la población, es decir el 95%, crea sus propios negocios y modos de vida en algún lugar entre lo legal, lo ilegal y lo alegal, haciendo gala de la creatividad e ingenio inacabables propios del ser humano, que es lo que I.C. vino a contar.
Agua, Residuos e Infraestructuras
Lagos crece a un ritmo irreal, la presión que se ejerce sobre el territorio es formidable. A pesar de ser una ciudad con zonas con un alto grado de desarrollo y de aspecto occidental, como hemos dicho, nadie tendrá acceso garantizado a electricidad durante más de tres horas seguidas, sólo un pequeño porcentaje tendrá agua corriente y en ningún caso se podrá beber ningún agua que no esté embotellada. Los residuos sólidos en el mejor de los casos serán llevados en camiones a vertederos legales pero incontrolados, el resto acabará sencillamente en la calle (una vez al mes los vecinos de los barrios de Lagos son cordialmente invitados por el gobierno local a participar en el ‘Sanitation Day’ limpiando su trozo de calle) y en las riberas de los canales que se abren paso en el tapiz ciudad como dedos de jungla. Los residuos líquidos acaban en alcantarillados abiertos, habitualmente atascados y si todo va bien en un riachuelo y al mar, fin de la historia.
Y de nuevo, un petróleo barato hace que los atascos de Lagos sean legendarios. Todo esto a pesar de que la red de carreteras crece a buen ritmo y la mayoría de la gente se desplaza embutida en preciosos y ágiles triciclos motorizados (Okada) y en furgonetas Volkswagen curtidas en mil batallas, legalizadas a mano por sus dueños. No existe el transporte público como tal, salvo unas líneas de bus rápido meramente testimoniales.
No hay mapas de Lagos, sencillamente no existen y no parece que alguien los haya echado de menos alguna vez.
Empezaremos hoy pues nuestro propio mapa caprichoso y modificable con 2 rutas, 2 ‘must’, como una aproximación a nuestra propia experiencia en Lagos y lo que sería la futura ‘Guía de Inteligencias Colectivas (All Around The World)’.
Los análisis y propuestas recogidos en esta guía serán expuestos este otoño en el Museum of Modern Art de Nueva York, dentro de la exposición ‘Uneven Growth’ comisariada por Pedro Gadanho.
Ruta 1. Makoko
La ley del suelo siempre es un engorro, y más si ni siquiera el gobierno tiene claro a quién pertenecen los solares, fincas, terruños y demás pedazos de los suelos que occidentalmente hablando componen una ciudad. De nuevo la aplicación de un modelo (legal-urbanístico) importado (de europa) se encuentra con la cruda complejidad de un territorio físico y cultural cuyos patrones le vienen pequeños.
Así, siendo Lagos un fortísimo foco de atracción poblacional, la picaresca mafiosa no tardó en comenzar a vender propiedades a terceros aprovechando que sus ocupantes legítimos se encontraban temporalmente fuera de la ciudad, con la consiguiente sorpresa e inimaginable caos qué se debe producir al llegar a casa de un finde fuera y encontrarte qué hay una familia al completo ya instalada en tu salón. Por eso es común encontrar adornando las fachadas y los muros, mensajes escritos a mano que vienen a decir algo así como “Ojo que esto no está en venta”.
Un ejemplo de excepcionalidad urbana derivada de la complejidad legislativa y costumbrista es el barrio de Makoko, que ni siquiera está en el ‘suelo’. Ultimamente este asentamiento, construido sobre la mismísima laguna de Lagos, es TT en el mundo arquitectónico al haberse ido permitiendo el acceso a occidentales, y esto es en parte gracias a la visibilidad internacional que le ha dado la construcción de una escuela flotante por parte del estudio Nigeriano-neerlandés NLÉ.
Makoko es un ensanche de infraviviendas palafíticas con una intrincadísima red de canales que le da servicio. En origen un barrio de pescadores con más de 150 años de existencia, pero es solo desde hace 70 que comenzó a expandirse, ‘levitando’, sobre el lago. Hoy en día alberga 150.000 habitantes que además de a la pesca, se dedican al procesado de madera (miles de troncos que llegan flotando río abajo se acumulan en las afueras del barrio tapizando la superficie del lago, a modo de stock flotante). Mucha gente nace, crece y muere en tablas sobre el agua, en hogares sostenidos en equilibrio inestable, algunos consideran que vivir en tierra firme es, de hecho, inseguro.
Lo increíble de Makoko es que no deja de ser un barrio normal, y como en cualquier otro barrio encontraremos diferentes comercios, servicios y dotaciones comunes, pero adaptadas al su singular entorno. Peluquerías, ultramarinos, gasolineras, bares donde ver fútbol internacional, colegios, talleres mecánicos, iglesias, cocinas comunitarias y espacios públicos como elementos aislados o formando parte de una vivienda se descubren al navegar entre ellos. Muchos se distinguen porque la ‘forma’ de sus fachadas sigue a su función y todos conforman la más rica de las colecciones de soluciones de fachada que hayamos podido ver.
+ Peluquerias y ultramarinos. De colores llamativos y con expositores a medida, ofrecen un servicio interior y de drive-trhu desde tu canoa.
+ Fútbol para todos. El fútbol en general, la ‘Premier League’ inglesa y ‘La Liga’ española en particular paralizan esta ciudad. Cualquier nigeriano conocerá equipos, alineaciones y los enfrentamientos de la semana.
+ Colegios. El grado de escolarización en Nigeria es muy alta. Primorosamente uniformados en colores juegan los niños en un patio ‘flotante’ de serrín compactado.
+ Taller Mecánico. Se construyen canoas por encargo, se modifican para ponerles motores fueraborda y en general se da servicio de reparación a particulares con canoas. (Nota: Los ‘mecánicos’ se protegen del sol con una vela reusada de las grandes embarcaciones areneras, que a su vez están hechas de la reutilización de sacos de arroz de 50 kilos cosidos entre ellos).
+ Centro de culto. Tanto en Makoko como en el resto de Lagos la convivencia e integración entre cristianos y musulmanes es ejemplar. En el resto del país, desgraciadamente, no es igual.
+ Gasolinera. Acuden en canoa para llenar bidones de 25 litros con los qué alimentar sus motores fueraborda pero sobre todo los pequeños generadores que dan electricidad a las familias de Makoko.
+ Cocinas (particulares y comunitarias): Las fachadas de las cocinas donde todo se hace ahumado se distinguirán por sus tejidos vegetales y permeables que dejan salir el humo pero protegen los alimentos del sol.
+ Espacios públicos (Plazas): Siendo el suelo un lujo, los espacios más apreciados para el encuentro de la comunidad y el descanso son pequeñas plataformas cubiertas qué hacen las veces de plazas públicas.
El sistema de ‘asentamiento’ es sencillo, para cimentar se clavan postes de madera a mazazos sobre el lecho arenoso del lago, a continuación se coloca una parrilla de vigas atadas perimetralmente, ésta se cubre con maderos y ya tenemos el suelo. A partir de ahí se levantarán las fachadas, algunas responderán al criterio estético personal y otras seguirán el criterio de “la forma sigue a la función”.
Como decimos, Makoko nos atrae precisamente porque es un barrio como cualquier otro, pero adaptado a su entorno como los pinzones de Darwin. Sus problemas, como en cualquier barrio de infraviviendas, son la salubridad y la seguridad de las viviendas y el hecho de que el lago donde comercian en barcas, nadan, pescan, acumulan madera, extraen arena y construyen sus casas es el mismo que absorbe sus residuos y los de toda la ciudad. Imaginamos un futuro Makoko donde la complejidad de sus soluciones arquitectónicas adquiridas durante decenas de años y la riqueza espacial de sus canales que mana de la falta de complejos en unir tradición y contemporaneidad, conviva con la implementación de soluciones sencillas de salubridad y equilibrio sinérgico y así desde el nivel residencial hasta el estatal, desde el baño del carpintero de Makoko al futuro Hotel Ambassador de Eko Atlantic.
Ruta 2. The New Afrika Shrine
Antes de nada dale al PLAY, porque en esta segunda ruta te vamos a llevar a dar una vuelta por la meca del Afrobeat, colega, ¡y muy mal lo estaríamos haciendo si no fuera con banda sonora!
El tema que está sonando.. ¡si le has dado al play, claro!, tiene por título ‘Zombie’ y es de Olufela Olusegun Oludotun Ransome-Kuti aka Fela Kuti (1938-1997), el pionero de un género musical llamado afrobeat, que se caracteriza, y nos parece importante remarcarlo por las similitudes que tiene con lo que llamamos ‘Inteligencias Colectivas’ pero en este caso en el campo de la música, por hibridar la música yoruba autóctona nigeriana, con el jazz y el funk americanos, necesitando para ello combinar instrumentos populares con instrumentos “modernos”. ¡De nuevo la riqueza que surge del mestizaje frente a posiciones demasiado puras y estáticas!
Fela es, sin lugar a dudas, una de las personas más reconocidas y admiradas de la historia nigeriana.
“Imagine Che Guevara and Bob Marley rolled into one person and you get a sense of Nigerian musician and activist Fela Kuti.” – Blanche Clark for the Herald Sun, February 2011
Y es que no solo era un magnífico músico, fue un activista político feroz. ‘Zombie’, el tema que escuchas, es una crítica al gobierno y en particular a la milicia nigeriana, es una metáfora para describir los métodos que utilizaban en el ejército. En pidgin english “Zombie no go walk unless you tell am to walk” significa “zombie no camina a no ser que se lo ordenen”. Cuenta la leyenda que esta canción fue la razón por la cual saquearon y destruyeron la República de Kalakuta, la comuna en la que Fela vivía con toda su gente. Durante el saqueo asesinaron a su madre Funmilayo Ransome Kuti, una mujer tan activista como su hijo o más,… ¡se la conocía por el nombre de The Mother of Africa!
La República de Kalakuta, situada en el 14 de Agege Motor Road, se había fundado tras la vuelta de Fela de los EEUU en 1970. en aquel lugar vivía con su familia [tenía unas 27 mujeres], con los miembros de su grupo [más de 12] y era donde se encontraba su estudio de grabación.
Justo delante de la comuna se encontraba The Shrine [El Santuario], el local donde Fela durante 20 años, realizaba todas las noches un espectáculo-performance-concierto-meeting político, todo a la vez. Era el “club” más famoso de toda África hasta que los soldados lo quemaron aquel fatídico día.
Fela falleció en 1997 pero el espíritu del afrobeat continúa entre nosotros de la mano de varios de sus hijos. Fue uno de ellos, Femi Kuti, el que abrió en el año 2000 The New Afrika Shrine a escasos kilómetros del Shrine original.
Situado en el corazón del barrio de Ikeja, podríamos convenir qué, The New Afrika Shrine, es una sala de conciertos, pero nos estaríamos engañando, y de eso te das cuenta al poco tiempo de entrar. Y es que como reza aquel meme de Boromir, bien podríamos decir que, “ONE DOES NOT SIMPLY WALK INTO THE NEW AFRIKA SHRINE”.
Os traemos ¡en exclusiva! unos fragmentos transcritos de la entrevista que pudimos hacer a Femi en una de nuestras visitas a The New Afrika Shrine. En adelante los entrecomillados son citas suyas, y las vamos a utilizar para definir The New Afrika Shrine como un cóctel de espacios o acontecimientos “inteligentes” similares a los que tú, querido lector, y nosotros pudiéramos compartir en clave costumbrista nacional.
“The New Afrika Shrine es un lugar donde el nigeriano promedio, el taxista…, la ama de casa…, pueden venir y sentirse importantes. No hay discriminación. No porque seas rico y tengas dinero puedes venir, yo toco aquí gratis casi siempre y las bebidas son las más baratas que puedes encontrar. Llevamos con esto 14 años, para demostrar que todos podemos pensar con una mente y querernos tener en cuenta a todo el mundo. Cualquier persona puede venir y utilizar las instalaciones.”
El primero de los ingredientes de este cóctel sería las típicas fiestas de pueblo. El gran espacio central está dotado, como cualquier buena fiesta de pueblo, con las míticas sillas de plástico que hacen que cualquier persona pueda moverlas de un sitio a otro y apilarlas para poder reconfigurar el espacio a su gusto. Además cuenta con un sistema de luces de colores para crear esa atmósfera popular tan acogedora qué tan buenos recuerdos nos trae. Asimismo, dentro del espacio encontraremos cocinas abiertas y cocineros siempre a punto. Podemos entretenernos con juegos recreativos como los clásicos billares o un ‘handmade’ pinball con un ‘upgrade’ de apuesta donde jugarte unas nairitas. Y para menear el buyate en una fiesta de pueblo no puede faltar una buena y amplia pista de baile donde tener muy cerca a la orquesta y hacer peticiones directas al gran escenario, y es “gran” de grande porque, como en las fiestas de pueblo, no son precisamente hombres orquesta lo que allí veremos, sino grupos de unos 20 músicos con su sección de percusión, viento, cuerda y espectaculares bailarinas. Pero ante todo se trata de una sala de conciertos donde tocan música multitud de artistas locales. Todos los días hay música, los jueves y los domingos toca Femi con su grupo y el último sábado de cada mes toca Seun Kuti, otro de los hijos de Fela.
“La forma en la que yo veo the New Afrika Shrine es la misma forma en la que los cristianos ven la iglesia y los musulmanes ven la mezquita, para mí es un lugar sagrado. Es un lugar donde utilizamos la música para dar gracias a los espíritus.”
El segundo de los ingredientes paralelos de este santuario sería la Iglesia Filadelfia del Centro, la iglesia gitana de La Latina, en el centro de Madrid. Algunos de nosotros asistimos a una de las ceremonias de la iglesia durante la Ruta Devota 2012. Se trata de una de esas experiencias que, seas o no creyente, sabes apreciar por la fuerza espiritual que desprenden este tipo de ritos en los una comunidad que canaliza y comparte su fe, sus sueños y sus miedos a través de la música. ¡Para más inri dentro hay un altar dedicado a al mismísimo Fela!
“Es un sitio construido para honrar a mí padre y a Martin Luther King, Malcolm X, Nelson Mandela, a gente que ha luchado por África. Es un lugar donde damos voz a lo que sentimos, así, que si el Gobierno ha robado 20 millones hablaremos de ello esta noche. Hablamos de política abiertamente.”
En cierta manera se podría decir que el tercero de los ingredientes sería el Sol del 15M. De lo que se habla en The New Afrika Shrine es sobre todo de política. Y se habla de ella sin tapujos. Es un sitio donde se genera una crítica al modus operandi, corrupto en muchos casos, del gobierno. Y como mencionamos en el ingrediente siguiente, el hecho de que cualquier persona pueda acceder al espacio y a los conciertos, hace que pese a que alguien pudiera ser analfabeto, por poner un ejemplo, no quita que no pueda ser politicus civis.
“Cuando una de las bombillas se funde hay que comprar una y nos cuesta 20.000 nairas aunque luego sea todo gratis. Y la actitud de la gente es destruir. Porque no entienden, no lo aprecian y no son educados. No rompas la silla porque si la rompes no habrá sitio donde sentarse. Rompen los baños e intentamos hacerles ver que no hay que romper esas cosas porque las vas a tener que seguir usando. Cuando cerramos la puerta del baño empiezan a protestar. Y si la dejamos abierta, lo rompen. Así que poco a poco la mentalidad de la gente está cambiando. Cualquier persona es bienvenida y puede utilizar nuestro baño, ¡pero no lo rompáis! La gente va a tardar mucho en darse cuenta de este sueño.”
El último de los ingredientes de similitud sería El Campo de Cebada. Lo más interesante de ambos es el sistema de gestión del propio espacio. Podríamos decir que The New Afrika Shrine es un procomún, ya que es un lugar de corresponsabilidad entre los usuarios del espacio. Es un espacio público realmente contemporáneo en cuanto a que se comporta como un objeto crítico no sólo el edificio [que aprende y se reconfigura a medida que va pasando el tiempo] sino en cuanto a sus usuarios, que como bien dice Femi aprenden a respetarse a través del respeto para con las infraestructuras del espacio.
Estas son dos de las rutas que Inteligencias Colectivas recomienda que hagáis si tenéis la suerte de viajar a Eko. Si gusta traeremos muchas más rutas que nos hablarán no solo de inteligencias al uso, sino de sistemas de gestión que bailan entre lo público y lo privado o de los ‘mensajes colectivos al futuro’ que los padres escribían en sus hijos.