Se hace seguro, no se hace, quedará stand-by, dan marcha atrás… Desde que el lunes se informó sobre la reforma que se llevaría a cabo en el fútbol argentino con el cambio de formato que fusionaría la Primera y la B Nacional, comenzaron a navegar diferentes teorías y palabras de protagonistas que sacudieron aún más el controvertido embrión de certamen.
El primero que entró en escena fue el vocero de la AFA, Cherquis Bialo, quien, sin ningún tipo de filtro protocolar, disparó: “Si River no descendía, se salvaba todo este quilombo. Esto es para que River juegue en Primera, pero para asegurar también que Boca siga en Primera, al igual que San Lorenzo, Racing, para que Quilmes juegue en Primera, así como Gimnasia y Rosario Central”. Poco más que decir.
El segundo enunciado del periodista dejó claro que el fútbol no manda, sino que lo hace la TV: “La televisión nos pide tener a los mejores en Primera. Ellos pagan por tener a los mejores y nosotros tenemos que dárselos. Hay dos caminos: uno antideportivo, que es decretar quién sube y quién baja. Y otro es agregar equipos para garantizar que los mejores actores estén en la pantalla”. En Viamonte se habrán atragantado al escuchar semejantes comentarios del hombre que los representa ante la prensa.
Las sentencias de Cherquis pesaron, cayeron como combustible para alimentar el fuego que ya había generado este Frankenstein, rechazado desde cada sector, desde los neutrales hasta de los supuestos beneficiados.
“La AFA fue citada en Casa Rosada. Les explicaron el proyecto. Era aprobarlo o no… Es una política de Estado federalizar el fútbol”, reveló Nicolás Russo, presidente de Lanús, quien, si bien no votó en contra, eligió la abstención, además de agregar que “el 90% de los clubes están en contra del torneo”.
Luego de los dichos de Russo y Cherquis, empezó a quedar pegado el Gobierno Nacional como el gran patrocinador del reformado campeonato argentino. No cayó nada bien que quedara a la vista la presión del Gobierno sobre el fútbol -más evidente que antes- ni cómo se efectuó la maniobra. Menos aún gustó el desprecio de la gente.
Tras la repercusión del martes, el miércoles empezó a circular que habría cambios y novedades sobre el campeonato, que podrían ir hasta la anulación total del mismo. De movida, la construcción fue precaria, pero una marcha atrás a tiempo hubiera sido más sana para buscar detener la hemorragia a tiempo. Sin embargo, Meiszner, ex presidente de Quilmes y mano derecha de Grondona, apareció a la tarde y ratificó la fuerza sobre la idea del campeonato de 38 equipos. “Lo que dijo Cherquis fue un discurso equívoco. Se ha extralimitado, debió limitarse a comunicar lo que se decidió”.
La AFA comunicó: “Lo resuelto el último lunes por el Comité Ejecutivo, respecto de una propuesta de nuevo Campeonato de Primera División 2012-2013, será puesto a consideración de una Asamblea que habrá de celebrarse a ese efecto antes de la finalización del año 2011″. Es decir, en octubre, se decidirá si el torneo se materializa o queda en un proyecto más. Osea que tanto el torneo de B Nacional como Primera arrancarán con Promedios, descensos y ascensos y, sobre la marcha, se decidirá si se realiza el cambio de estructura o no. Más que desprolijo y que seguirá levantando suspicacias, aunque ya quedan pocas después de que Cherquis admitiera que el Gobierno quiere tener a los mejores en Primera y paga para eso.
Por último, apareció Julio Grondona para seguir cultivando el tema. “River no tiene nada que ver con esto, hace tiempo venimos pensando en un nuevo torneo”, expresó, chocando por lo dicho por su vocero. Además, negó cualquier tipo de presión por parte del Gobierno, tal como había asegurado Russo: “Desde 1979 jamás nadie se ha metido. Esta presidenta nos dio la posibilidad de tener el cauce de tener una ligazón con el Estado y que la gente pueda ver gratis el fútbol”. Claro que no dio una definición concreta sobre el nuevo campeonato: “Si la Asamblea no lo aprueba, seguimos como antes”.
48 horas de idas y vueltas y declaraciones cruzadas. Que es por River y los grandes en peligro, que no tienen nada que ver, que es una idea que ya venían madurando. Que el Gobierno presiona, que no está metido en el medio. El fútbol argentino en su máxima expresión.