El problema surge cuando la idealización se convierte casi en nuestro modus vivendi, cuando no sabemos caminar sin tener a nuestro lado un ser perfecto, que nos salvará de la mediocridad y nos hará sentir mejores personas.
¿Las personas que idealizan a los demás tienen baja autoestima?
Lo más habitual es que sí. Quienes idealizan a los demás, normalmente es porque ellos consideran que tienen muy poca valía. La autoestima, es la opinión que vamos formando sobre nosotros mismos desde que tenemos uso de razón. Al hecho de que sea alta o baja, contribuye la manera en que nos eduquen y las herramientas emocionales que nos proporcionen para ir enfrentándonos a los retos de la vida.Sufrir de baja autoestima supone tener una visión distorsionada sobre sí mismo. Son personas que a su vez son tremendamente autoexigentes, con lo cual si fallan a la hora de alcanzar las metas que se marcan, es fácil que se sientan tanto fracasados como inútiles. Para ellos no existe el término medio, o todo sale perfecto o es un fiasco. No relativizan, tienden a la sobregeneralización. Si en el trabajo tienen un mal día, en vez de analizar lo que ha pasado, directamente sentirán que toda la culpa es suya y que no son lo suficientemente inteligentes.También es normal que se culpabilicen de todo lo negativo que sucede a su alrededor, incluso creen valer tan poco, que consideran lógico que el resto de la gente no pueda sentir interés por ellos. Esta manera de pensar, de relacionarse con el exterior, es el caldo de cultivo perfecto para tender a idealizar a otras personas.El complejo de Brunilda
Brunilda es una walkiria, la leyenda germana cuenta que Brunilda solo se casará con el hombre que sea capaz de vencerla en una serie de duras pruebas físicas. El rey Ghunter, mediante un engaño llevado a cabo por Sigfrido, conseguirá casarse con Brunilda .Con el tiempo, la Walkiria descubre el engaño, y humillada abandona a su esposo. Aunque existen otras versiones de la leyenda, en las que se cuenta que exige la muerte de Ghunter y Sigfrido.Las personas que idealizan de manera extrema a la persona amada, y ven que esta no cumple sus imposibles expectativas, caen en la más desoladoras de las decepciones y suelen padecer el complejo de Brunilda.Se puede decir, que la persona amada pasa de héroe a villano, sin que pueda entender la razón. Quienes sufren este complejo, tienden a vivir en un estado de desamor contínuo, ya que jamás ningún amante estará a la altura de su fantasiosa visión de lo que debe ser una relación de pareja.Cuando la idealización se mantiene ocurra lo que ocurra…
Puede suceder que la persona que idealiza termine desarrollando una dependencia emocional insana. La idealización unida a la dependencia, puede hacer que las personas se conviertan en seres sumisos capaces de soportar todo tipo de humillaciones con tal de no separarse del objeto de su devoción. Se sienten terriblemente afortunadas por haber sido capaces de conseguir, que una persona que creen tan maravillosa y perfecta, se haya fijado en ellas, con lo cual harán lo que sea para evitar el abandono.Por lo tanto, la sola sospecha de que la otra persona pueda querer romper la relación con ellos, ya sea amorosa, de amistad o laboral, les crea un estado de ansiedad extremadamente alto. En esas circunstancias, tienden a comprobar de manera compulsiva los sentimientos de los demás hacia ellos, para conseguir un alivio rápido y que en realidad les durará poco tiempo.¿Cómo sabemos si estamos idealizando y dependiendo emocionalmente de los demás?
Puede ser que usted lo esté haciendo y no sea plenamente consciente de ello. Normalmente, las personas que actúan así, suelen dejar en manos ajenas su propia felicidad. Piensan que su bienestar únicamente depende de la aceptación y afecto de quienes les rodean. Además suelen juzgarse tan duramente, que prácticamente no se consienten el más mínimo error. Vivir en un estado de decepción casi constante, puede ser una pista. Los que idealizan ponen un listón tan alto, que no existe cristiano que lo supere. Esto hará que jamás se sientan satisfechos, lo cual les lleva a la infelicidad y a no creerse dignos de encontrar una persona perfecta a sus necesidades.Por otro lado, es fácil agobiar hasta la extenuación a quien se idealiza. Como hemos comentado anteriormente, se tiende a comprobar su cariño y lealtad constantemente. No es raro que invadan al otro con llamadas constantes y mensajes. Desean conocer todos sus movimientos, ponerlo a prueba… una situación que termina por ser absolutamente desquiciante.Además de estas comprobaciones, estarán dispuestos a recibir todo tipo de humillaciones, chantajes emocionales, y a que se aprovechen de su vulnerabilidad. Todo con tal de no perder, a la que ellos creen, la persona perfecta.Si usted se reconoce en este perfil que hemos descrito, debe comprender que tiene un problema serio. Es necesario que acuda a un terapeuta que le explique su conducta, y le aporte las herramientas necesarias para salir adelante. Seguramente esté sufriendo mucho. Deje de hacerlo. Dese una oportunidad y busque la ayuda de un especialista, usted también se merece conseguir la serenidad en su vida.http://elmundotlp.blogspot.com/es