Hemos ido desgranando en otros posts cuáles son las características de los negocios iniciados mayoritariamente por mujeres y que se van haciendo un hueco en estos tiempos de crisis. Entre estas cualidades destaca la personalización y la artesanía.
Una muestra es la confección de muñecos a partir de fotografías. Hemos localizado el taller madrileño de Wateke de Wata y nos han contestado a unas preguntas. Bajo ese divertido nombre están Pilar, que lleva el gen emprendedor en la sangre, y su hija de 21 años, también artista.
Pilar inició su negocio en enero de 2012, llevada por el aplomo de saber que tenía el talento y las facultades necesarias. Su hija, a la que crió ella sola, se prestó a acompañarle en el proyecto. Sólo ellas y sin necesidad de otras jefas.
En Watekedewata hacen muñecos personalizados con una técnica propia de escultura en tela. Los llaman klones, porque son una mini-copia de la persona y son ”art dolls OOAK” (“one of a kind”, únicos y ninguno igual a otro).
Se crean a partir de fotografías que envían los clientes, buscando lograr el mayor parecido posible. Los muñecos se hacen totalmente a mano; sin usar patrones, ya que no sólo personalizan los rostros, sino también la indumentaria, la postura… También confeccionan klones de famosos.
La materia prima principal es la güata, de ahí el nombre de Watekedewata. Cada muñeco se envía en un cilindro transparente y lleva un certificado de creación.
Aunque Pilar buscó formación sobre escultura en tela, apenas la encontró y tuvo que desarrollar una técnica propia, que puede variar con cada muñeco. Le apasiona dibujar y pintar retratos, a lápiz, óleo o cualquier otra técnica, pero también es profesora de corte y confección y monitora de manualidades, entre otras cosas. Con ese bagaje, se decidió a fusionar esas dos pasiones: el retrato y la costura y, después de 6 meses investigando técnicas y materiales, y cometiendo los errores propios del que inicia algo nuevo, comenzó a ver los primeros resultados.
Nos cuenta que sus expectativas económicas se están cumpliendo satisfactoriamente, ya que en menos de un año ha enviado más de 100 muñecos a toda España. Y eso que empezó con dos pedidos al mes, más o menos. Y la satisfacción personal, mucho más importante que la económica, está conseguida al 100 %. “Poder vivir de lo que a uno le gusta, no tiene precio”, nos dice.
Entre los motivos, la facilidad para conciliar su vida profesional con la personal, pues trabaja en casa y también ahí imparte cursos de muñequería.
Le preguntamos por su uso de las redes sociales y nos dice que es muy activa y que publica fotos del proceso paso a paso de los muñecos en Facebook, así como sus ofertas, cursos, etc.
Pilar cree que los negocios llevados por mujeres valoran más la satisfacción personal, el alma, el espíritu… y quizá en los hombres prevalece el dinero y la autoridad.
Para despedirnos, y comprobar que en el sector otros artesanos han tomado el mismo camino, mencionamos a Curvitoys, también muy divertidos. Aquí va un ejemplo gráfico. Y unos y otros son ejemplo de que hay segmentos de mercado por explorar, que dan rienda suelta a la creatividad y apelan a algo tan humano como el deseo de tener cosas hechas a mano, con cariño y que están destinadas sólo para nosotros y para que nos acompañen muchos años.
Curvitoys
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