En varias ocasiones he leído y escuchado a través de distintas fuentes espirituales, que una de las funciones que tenemos aquí, en esta vida, es la de sanar nuestra esencia, consciencia o alma. La que (resumiendo) a través de multitud de reencarnaciones, ha estado más cerca del miedo que del amor.
Esto leído así, hecha pa' tras a la mayoría de las mentes racionales y más aún si nos "bombardean" con textos larguísimos o con charlas que de entre lo poco que se saca en claro, es de lo lúcido, o de lo loco que está el confereciante. Ya que normalmente estos temas no se pueden demostrar de manera empírica... Quizá solo los que sean capaces de llegar a determinados estados alterados de consciencia se lo pueden llegar a demostrar a si mismos.
Para sanar nuestra psique (como lo denominaba Jung), creo que no es necesario "perderse" por lugares que todavía no nos corresponde descubrir.
Sin embargo, si podemos descubrir algún que otro vicio adquirido y heredado...
Seguro que muchos ya lo habéis descubierto cuando llegó el día en el que os reflejasteis en un espejo y visteis, además de vuestro físico, el de vuestro padre o madre.
Si, ese momento en el que exclamas: Joder!! me parezco a mi padre!... Y a partir de ahí, aparte de que sientes que ya te estás haciendo mayor, la herencia genética se encarga de que; la manera de hablar, la forma de ser y algún que otro vicio que detestabas de tu progenitor, se manifieste en ti.
Sanar esa información genética que nuestros antepasados nos van trasmitiendo, es menos mágico que sanar nuestro registro kármico. Pero creo que en esta realidad es más coherente sanar esos miedos, vergüenzas, vicios, etc... Lo cual no sé si será una de nuestras funciones, pero si sé que se liberan muchas "sombras".