Idiotez frente al islam.

El viernes 26 fue un día negro con cuatro ataques yihadistas en Europa, Africa y el Golfo.

Con los ataques, atentados y barbaridades del Islam radical cada vez estoy más harto y cabreado, no con los islamistas porque al fin y al cabo en realidad están haciendo lo que han hecho siempre, sino con los irresponsables, estúpidos y absurdos líderes occidentales que permiten sin reaccionar que el Islam medieval avance cada día mediante los métodos y la estrategia sin prisas, diseñada por Mahoma nada menos que en el siglo VII, y los burros que nos mandan sin enterarse.

No puedo entender que muchos presidentes de países occidentales como Obama y Rajoy suelten la soberana estupidez que las inmensas barbaridades son cometidas por fanáticos que nada tienen que ver con el Islam. Debe ser por eso que el islamista “moderado” de Erdogan desde Turquía ayuda en todo lo que puede y con disimulo al Estado Islámico, haciendo de intermediario en sus ventas de petróleo, siendo su banquero y poniendo palos en las ruedas de los kurdos que luchan contra ellos, y Arabia Saudita, Qatar y otros emiratos del Golfo financian y apoyan al Estado Islámico porque les caen simpáticos pero nunca por nada que tenga que ver con el Islam.

Todo lo que está haciendo el Estado Islámico está escrito claramente en el Corán, y sin embargo todavía hay imbéciles no musulmanes que afirman rotundamente que todas las barbaridades yihadistas están prohibidas por el Corán.

Después del atentado, el gobierno tunecino ha decidido cerrar 80 mezquitas salafistas y mantener a salafistas y otros yihadistas en continua supervisión, que es exactamente lo que los gobiernos europeos deberían haber hecho hace ya mucho tiempo, deberían cerrar todas las mezquitas donde se imparte un mensaje yihadista y mandar a su casa con prohibición de regresar a Europa a todos los imanes radicales que no tengan ciudadanía europea, y a los que la tienen les deberían controlar absolutamente todo lo que hacen, y si los radicales o alguno de sus amigos buenistas denuncian actos contra el derecho a la libre expresión, pasar de ellos si no entienden que tal derecho acaba cuando alguien lo utiliza para degollar ciudadanos.

El Ministro francés de Interior acaba de dar un buen ejemplo de la estúpida manera de actuar de las autoridades europeas: el asesino que colgó de una valla la cabeza degollada del director de una planta de gas cerca de Lyon, estuvo siendo controlado por la policía por sus vinculaciones salafistas, pero, en palabras del señor Ministro, “no vio renovada su ficha de vigilancia y ocasional seguimiento después del 2008. Sus contactos salafistas no eran delictivos y no era conocido por mantener contactos con personas vinculadas a actos terroristas”. Con esta mentalidad en 10 años musulmanes todos.

Otro instrumento de defensa de la agresión islámica que no ponen en práctica los gobernantes europeos es presionar, acosar y exigir a los musulmanes moderados, si es que existen, su posicionamiento claro y contundente contra sus bestias radicales. Los musulmanes moderados, como los de Túnez o los de las sectas musulmanas atacadas por el Estado Islámico, no reaccionan hasta que la bestialidad de sus radicales les afecta directamente, y los musulmanes residentes en Europa se lo miran todo con absoluta tranquilidad y solo una ínfima minoría se pronuncia públicamente frente a las barbaridades cometidas en nombre de su religión. He mencionado muchas veces el elevado número de musulmanes aparentemente moderados que nunca pondrán una bomba o degollarán a alguien, pero que ya les está bien que otros lo hagan. El acoso a los musulmanes moderados para que se pronuncien con total claridad permitiría identificar a los musulmanes civilizados de un lado y a los bestias y sus simpatizantes del otro, porque en caso contrario los ciudadanos acabaremos metiéndolos a todos en el mismo bote aunque nos llamen islamófobos.

Por cierto, hoy he colgado en mi página de Facebook el siguiente comentario: La monja Teresa Forcades ha abandonado la flotilla a Gaza porque se ha sentido muy indispuesta. Espero que no sea Difteria.