La iglesia de San Miguel el Alto en Toledo (España) es una de la antiguas parroquias latinas de la ciudad de Toledo.
Al parecer, en sus inicios, estuvo esta iglesia en relación con la Orden del Temple, sirviendo como capilla u oratorio de la hospedería que, según se cree, tuvieron los caballeros de esta orden en las inmediaciones del templo.
La primitiva construcción podría datar del siglo XII ya que en su claustro procesional, en uno de sus muros, se ha hallado una inscripción con el año de 1194, por lo que podríamos afirmar que el templo ya existía en ese momento.
Según recoge Sixto Ramón Parro en su libro "Toledo en la mano", fue construida por los árabes, aunque no matiza si como mezquita o, por el contrario, como templo cristiano mudéjar.
De este período son las tres naves del cuerpo de la iglesia, el artesonado del techo y el claustro. Mudéjar es su torre, si bien por su decoración está fechada más tardíamente que el resto del templo, pudiendo datar de finales del siglo XIII o comienzos del XIV.
En el siglo XVII, Juan Bautista Monegro llevó a cabo una gran restauración que afectó especialmente al presbiterio y al crucero. Por otro lado, cabe destacar que siempre se la ha relacionado con los Caballeros de la Orden del Temple.
La remodelación prácticamente total, que, sobre todo, afectó al crucero y a la capilla mayor. Respecto al cuerpo de la iglesia, los alzados fueron transformados; pero se mantuvieron sus techumbres de madera, con lo que pervive, en esta parte, un carácter mudéjar.
De la anterior edificación fue conservada su torre mudéjar, exenta del resto del templo. De planta cuadrangular, queda estructurada mediante un machón central al que rodean las escaleras, sostenidas por bóvedas en saledizo, de abolengo islámico. Pertenece al tipo más decorado de torres mudéjares toledanas y, por lo mismo, corresponde a la época más tardía de este estilo (fines del siglo XIII o inicios del siglo XIV).
Exteriormente, esta torre mantiene, en sus partes bajas, un diseño liso de mampostería encintada. En tanto que, en su parte alta, presenta los consabidos arcos entrecruzados, sobremontados por recuadros con otros arcos lobulados, que apoyan sobre columnas de cerámica vidriada; detalle que emparenta a esta torre con las de San Román y de Santo Tomé.
La iglesia es de planta rectangular, de la que sobresale su capilla mayor. Consta de tres naves de anchura semejante, con techumbres de madera, y son jaharrados todos los alzados interiores. Tiene crucero de amplios brazos, sobre cuyo tramo central se levanta una cúpula sobre pechinas, sin tambor ni linterna. Tanto el crucero como la capilla mayor se cubren por bóvedas de medio cañón con lunetas.
Cuenta con dos accesos desde el exterior y tiene el coro en alto a los pies, dispuesto sobre el correspondiente arco rebajado. El crucero y la capilla mayor, lo verdaderamente afectado en las obras del seiscientos, presentan sus alzados sin decoración alguna, articulados mediante pilastras toscanas; el entablamento correspondiente tiene friso liso y cornisa de considerable vuelo. En el exterior presenta paramentos de ladrillo visto, con rafas de mampostería. Hay una gran diferencia de altura entre el crucero y la capilla mayor.
San Miguel el Alto presenta una singularidad, su cobertizo, sobre el que se asienta su capilla mayor; este tipo de elementos arquitectónico-urbanísticos, tan propios de los conventos toledanos, son enteramente inusuales en iglesias parroquiales. En su momento parece que sirvió de comunicación entre el templo y la supuesta hospedería.
Desde 1842, año en que la iglesia dejó de tener culto, comenzó a sufrir un progresivo abandono y deterioro. En 1888 fueron repintadas las techumbres de sus naves y en 1936 fueron causados daños notables en su interior. Tras una restauración acometida en los años cincuenta, ha vuelto a ser utilizada como iglesia, en calidad de filial de la parroquia de San Justo.
Connotaciones Energéticas del lugar
Existe un vórtice de 24500 UB se situa donde está la pila bautismal de pizarra negra con un octágono en su base formado por 9 losas triangulares también de pizarra.
Según cuenta la leyenda, el agua de esta pila se convirtió en sangre, la misma que no tenían en sus cuerpos unos caballeros templarios que debían morir ese día en la lucha con los infieles y se quedaron rezando en la iglesia.
Delante del altar a la derecha, hay un vórtice de 13500 UB, que forma parte del Ángulo Sacro.
En este punto hay una losa también de pizarra negra, que debía cubrir el cuerpo (posiblemente, parcialmente momificado) de algún maestre templario.
En la misma calle de San Miguel, enfrente de la entrada principal de la iglesia, se halla la llamada “Casa del Duende”, en la que, según la leyenda, se reunían adivinos, hechiceros y brujas, y quizás también cabalistas hebreos y alquimistas árabes.
En ella se encuentran las Cuevas de San Miguel, que dicen que se extienden hasta los subterráneos de la iglesia y de las casas contiguas, y quizás hasta el río.
Sus laberínticas galerías parecen talladas por la mano del hombre en el duro gneis. No hay restos que faciliten su datación.
Quizás fueron un templo prehistórico, usado después como parte del sistema hidráulico romano.Se dice que pudieron alojar unas catacumbas cristianas y también unas mazmorras en las que habría estado confinada Santa Leocadia, patrona de Toledo.
Tal vez fueron empleadas en la Edad Media como lugar de reunión y posteriormente fueron cegadas y más tarde recuperadas como almacén y bodega.
Fuentes:
http://www.unaventanadesdemadrid.comWikipediahttp://buscandomontsalvatge.blogspot.com.es/2013/10/toledo-iglesia-de-san-miguel-el-alto.html
Revista Cultura y Ocio
Sus últimos artículos
-
Las Hoces del Cabriel, Cuenca, un Paraje de Ensueño
-
El Archivo Municipal ha incorporado a la misma 244 Fotografías realizadas por Luis García Garrabella, muchas de las cuales fueron editadas como postales en el Siglo XX
-
Los Molinos de Daicán. Tributos pictóricos a un paraje del Tajo
-
Escapate a Segovia un Fin de Semana