Revista Ciclismo
Hoy no he podido ver el principio de la etapa del Giro de Italia, pero sí que he podido ver la etapa desde poco antes de que llegaran a la tierra. El tiempo no les acompañaba que digamos. Cuando llegaron al tramo de tierra (más bien un camino), aquello pasó de ser una etapa de ciclismo de carretera a ser algo parecido a una mezcla entre ciclocross con bicis de carretera. Como podéis apreciar en la imagen, parecía el inicio de Igorre. Además, las bicis se resbalaban y, para colmo, el barro que allí se estaba generando podía provocar un grave accidente. Mientras escribo esto, me estoy acordando de una imagen de Vinokurov, cuando estaba, junto a Cadel Evans, escapado por los tramos de tierra: del barro que tenía, en más de una ocasión tuvo que quitar las manos del manillar, limpiarse los ojos con muchísimo cuidado de que la bici no se le fuera, y volver a colocarse. Yo tengo dos pregunta, y puede que otras muchas personas que estáis leyendo esto también os lo preguntáis: ¿tan poco se cuida a los ciclistas profesionales?¿Tan mal está el panorama, que tenemos que llamar la atención con tanto sufrimiento?Después de que, como pudieron, Evans, Vinokurov, etc, llegaron el resto de los ciclistas, con unas caras... Nibali, el líder que actualmente está en el Liquigas, llegó con una mala cara... Además, daba la impresión de que la organización de la ronda italiana, durante la etapa, había decidido cambiar el maillot a marrón. Carlos Sastre, el ganador del Tour de Francia 2008, llegó a más de cinco minutos con otro corredor también del Cervélo y llegaron a meta casi sin pedalear...Y aún queda el Mortirolo, el Zoncolán... En fin, que ya casi ni las organizaciones de las grandes vueltas respetan a los ciclistas, ni a los profesionales, solo buscan tener mucha audiencia y, a los corredores, que les den.