Fue en Marzo de este mismo año, hace ya tres meses, cuando publiqué mi último post. Le decía a todo el mundo lo contento que estaba con mi moto nueva, pero en realidad estaba muy desganado con lo que ocurría en el país, como mucha gente. Tanto, incluso, como para ni siquiera apetecerme protestar, que es el objetivo de este blog, o uno de ellos más bien.
Últimamente me he limitado a evitar los canales que no me aportan gran cosa, como Antena3 o Tele5, y por supuesto aquellos canales que pertenecen al régimen, como La 1, La 2, 24horas, y por supuesto los que están controlados por el mismo, como Intereconomía y otros. Después de esta criba, sólo me quedan Cuatro y La Sexta, y poniéndome en lo peor, esta última. Efectivamente, los teletiendas y canales de adivinación tampoco, por si hay algún malpensado, que pensándolo bien igual son los que en realidad no nos toman por gilipollas, sino que ya dan por hecho que lo somos.
Por supuesto, pocos programas. Los únicos con los que me puedo sentir algo identificado son El Intermedio, Salvados y quizás Al Rojo Vivo. Para lo demás, a atontarse el cerebro con series en el ordenador, y alguna que otra peli, que al menos pasas un rato sin darte cuenta de cómo España se está yendo directamente a la mierda.
Pero ayer llegó Ana Pastor y nos dio un soplo de aire fresco. Por fin un programa con datos objetivos, sin máscaras, sin pesebreros, sin debate, sólo información, datos, puros y duros. La realidad dándonos con el bate de béisbol en plena cara. Por fin alguien que se atreve a llamar a los mentirosos por su nombre, y decir en alto los nombres propios que todos nos guardamos o comentamos en voz baja.
Hacía mucho que no comentaba tanto en Twitter, tanto que recordé que tengo un blog, y que si Ana Pastor se atreve, yo también. Me dio la energía que me faltaba. Gracias Ana Pastor.