Igual si llueve

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Especial. Cobertura BAFICI 2012
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Igual si llueve es un largometraje poco pretencioso. Quizás ésta sea su mayor virtud, sobre todo cuando lo comparamos con otras producciones argentinas que compiten en la 14ª edición del BAFICI. La pregunta es cuánto puede interesar la escapada al río de un adolescente taciturno y su amigo, la primera tarde de vacaciones. Evidentemente, la respuesta subjetiva condiciona la apreciación que tendremos sobre esta opera prima de Fernando Gatti (que -cabe aclarar por las dudas- concursa en la sección nacional).

Dicho esto, aún los amantes de relatos al estilo de Eric Rohmer objetarán el abuso de silencios y la excesiva duración de algunos planos-secuencia que exageran la pachorra estival y el ensimismamiento del protagonista. Por ejemplo, roza lo inverosímil la ausencia total de reacción cuando el amigo anuncia que conoció a una chica y luego cuenta una pesadilla.

Salvo por estas decisiones narrativas un tanto forzadas, Igual si llueve consigue retratar con delicadeza un tipo de adolescencia en ciudades chicas del interior de nuestro país, donde los abuelos siguen conviviendo con sus hijos y nietos, donde el cementerio es otro lugar de reunión familiar, donde la mayoría de los chicos asisten a la escuela pública, donde algún río cercano sigue siendo el refugio contra la rutina y la irrupción del mundo adulto.