Igualdad de género: el tramo por recorrer

" data-orig-size="500,300" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px" data-image-title="Igualdad de género: el tramo por recorrer." data-orig-file="https://islafamosa.files.wordpress.com/2017/04/genero.jpg" height="180" width="300" data-medium-file="https://islafamosa.files.wordpress.com/2017/04/genero.jpg?w=300&h;=180" data-permalink="https://islafamosa.wordpress.com/2017/04/03/igualdad-de-genero-el-tramo-por-recorrer/genero/" data-image-meta="{" alt="Igualdad de género: el tramo por recorrer" aperture="aperture" />Este comentario va sobre la igualdad de género, no así acerca de la importancia de utilizar o no lenguaje sexista, de cuántas mujeres han logrado llegar a puestos de dirección clave, o de cómo a las féminas se nos trata igual que a los hombres en el escenario laboral.

De eso, en mi criterio, en nuestros medios se ha hablado bastante, aunque nunca resulta suficiente, pues la discriminación hacia la mujer, aunque penalizada desde lo estatal e institucional, es aún un fenómeno latente en algunos sectores sociales, y pese a los esfuerzos del país no desaparecerá con un chasquido de dedos, pues una cosa es la ley y otra bien diferente, el imaginario popular.

No obstante y con respecto a Latinoamérica, Cuba es una Isla, no solo geográfica, también en las cuestiones del trato a la mujer, pues la Revolución Cubana, con el espíritu transformador de las Revoluciones, transfiguró de un escenario hostil y machista a un espectro de oportunidades y equidad la realidad para las féminas de este archipiélago.

En el resto de América Latina, sin embargo,persiste el feminicidio como práctica común e índices altos, y un acérrimo machismo expresado en todas las esferas sociales.

Sin embargo, el móvil de este comentario, cuestiones anteriores aparte, no es otro que el reto que para la mujer cubana significan los términos igualdad de género, en toda la dimensión de esa sintaxis.

La equidad lograda supone para nosotras un mayor compromiso social, en el contexto complejo de un país en vías de desarrollo como Cuba.

Me refiero, por ejemplo, a una doble jornada laboral, cuando luego de dar todo de sí en el terreno profesional, en complicados oficios como la abogacía, la medicina, la arquitectura o el magisterio, y también en el periodismo, ¿por qué no? llegar a casa supone una faena diametralmente distinta, y no por ello menos compleja.

Las labores hogareñas exigen de la mujer casi tanto tiempo como las profesionales, y aunque existen hombres que asumen la cocina o el cuidado de los hijos sin prejuicio alguno, hoy no son mayoría, porque aún se percibe a la mujer como única capacitada y responsable de la segunda faena, la doméstica.

Lamentablemente es una forma muy discreta, casi subliminal por lo común, de machismo e inequidad de género, asumida incluso por las mujeres cuando al hablar del tema, muchas manifiestan que simplemente es su obligación y ancestralmente lo ha sido.

Al día siguiente, llegadas las ocho de la mañana, comienza una nueva jornada donde mujeres y hombres, gracias a la paridad alcanzada, son en el centro laboral plenamente iguales, se exige y estimula a ambos con el mismo medidor.

No se trata de obviar labores y compromisos de la vida cotidiana, sino de distribuir e igualar roles, pues en casa también debe instaurarse esa equidad plenamente conquistada en el ámbito profesional.

El reto consiste en extrapolar, hacia el escenario doméstico, las políticas trazadas por el país a nivel macro, que consideran a un hombre y a una fémina totalmente equiparados en derechos y deberes.

Hay mucho terreno de nuestro lado, pero dista todavía un buen tramo por recorrer.

Archivado en: Medios de comunicación, Sociedad Tagged: América latina, Cuba, equidad, fémina, género, igualdadm, mujer