Revista En Femenino

IKEA y Corte Inglés: Dos formas distintas de entender al cliente

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

ikea jerez

Esta mañana he ido con mi padre y mi hermano Manolo a comprar unos muebles auxiliares a IKEA de Jerez. Cuando llegamos al establecimiento a mi padre le dió un desvanecimiento, y entre mi hermano y yo tuvimos que sujetarlo para evitar que se cayera. En ese instante, el guardia de seguridad detectó el incidente y sin pensarlo actuó rápidamente dándonos auxilio, y trayéndole un refresco de cola a mi padre para que se le subiera el azúcar. Pero la cosa no quedó ahí, este señor nos ofreció rápidamente la posibilidad de que los servicios médicos del centro pudieran atenderle, y una silla de ruedas por si fuera necesario para facilitarnos el poder finalizar las compras.

En principio, rechazamos amablemente su invitación, y al recuperarse mi padre seguimos en el centro comercial buscando los muebles que habíamos ido a adquirir, y de nuevo volvió a darle el desvanecimiento a mi padre, en esta ocasión más fuerte, y fue cuando de nuevo este profesional volvió a aparecer como si de un ángel se tratara y llamó al servicio médico, y nos facilitó la silla de ruedas.

No tengo palabras para agradecer el cariño y la humanidad que hoy hemos recibido, y esto me ha hecho pensar en un incidente similar que ocurrió en el Corte Inglés de Cádiz hace un mes y medio aproximadamente  con mi  padre también, el trato fue totalmente distinto, inhumano, distante, es más recuerdo que hasta tuve que ir a Atención al Cliente, a poner una hoja de reclamaciones por el trato recibido.

Es por lo que hoy aprovechando lo ocurrido he querido hacer una comparativa entre ambos. Y la respuesta es fácil, IKEA solo decir que volveré cuando tenga que ir a comprar, porque me han hecho sentirme como en casa, El Corte Inglés, pues que cada vez les tengo más tirria y lo veo una empresa más cutre pero con aires de falso pijerío.

Lo curioso del caso, es que en IKEA no nos conocía nadie, éramos clientes anónimos y nos trataron con exquisitez, en el Corte Inglés conocen a mi padre de toda la vida, saben que es un buen cliente, y sin embargo, al no estar esos ‘amigos’ que le conocen, nadie le socorrió. Yo creo que ante una situación de este tipo la humanidad ha de imperar al conocimiento o al gasto que el cliente realiza en un establecimiento, y en el Corte Inglés todo funciona en función de si tienes su tarjeta o no, o en función de si gastas mucho o no, una política bastante equivocada.

Por todo esto, yo me quedo con la atención de IKEA, y desde aquí le mando un fuerte abrazo y le deseo todo lo mejor a ese gran profesional y mejor persona que nos ha atendido hoy en la tienda de Jerez, y le deseo que Dios le ayude porque personas así son las que nos hacen día a día la vida más fácil.

En cuánto al Corte Inglés, mejor que espabilen, porque su política anticuada y casposa, les acabará pasando factura, y si no que se acuerden de ese gran gigante que ellos en su día engulleron: Galerías Preciados.

Buenas tardes y buena suerte.


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