
Así, de esta guisa, está la fachada de la Plaza de Toros de Jaén. Una cubeta de cal, un operario un par de horas y asunto resuelto. Pero parece que nadie, como es normal en el mundillo, va a caer en el reparo de defender la imagen de algo que no tenga patas y dé dinero a espuertas.
Que hay muchas maneras de defender nuestra imagen, aunque no todas interesan igual.
La foto me ha llegado, vía tuiter, a través de Nono González