Un pensamiento, y aparece...
Así que comencé a desahogarme en Internet gracias a Imago, un lugar que pretendía ser una obra colectiva pero que terminó siendo un sitio donde solo escribía yo bajo varios nombres. ¿Y por qué os cuento todo esto?
Como ya prometí el año pasado, estaba preparando una pequeña sorpresa: su renacimiento. Ha sido un año durísimo en el que me he visto afectado por una importante depresión instigada por la decepción personal, la pérdida de fe en mi trabajo y una crisis escritora asfixiante. Lo que las nieblas del agobio no de dejaban ver era la necesidad que tenía de retomar la vertiente más creativa de mi labor.
Así que, aquí está, de nuevo. Imago. Como siempre, saliendo de la pupalia, en una evolución que nunca acaba. Un bálsamo, una esperanza y una vía de escape.
¿Qué encontraréis en Imago? Pues todo lo que no veréis en Caramelos comunicación científica: un espacio para escribir reflexiones personales, piezas literarias, trozos de algunas obras en las que trabajo... Sin orden ni concierto, a vuelapluma. Por eso lo he separado casi por completo de Caramelos, que llevará una línea editorial distinta. Espero que esto de más continuidad a este proyecto, ultrajado ya por mi desidia.
Pero no me extiendo más. Os dejo aquí la introducción que en 2007 comenzaba el Imago original. Espero que os guste.