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Impacto del Oil Crash en la alimentación

Por Peterpank @castguer

 Impacto del Oil Crash en la alimentación

La mayor parte de nuestra industria agroalimentaria, desde lo que se conoce como la Revolución Verde, está basada en el petróleo. Para obtener 1 caloría de los alimentos la agricultura convencional invierte 10 calorías de petróleo. El sistema de alimentación de la sociedad actual es completamente dependiente del petróleo.

Es lógico, por tanto, que estemos preocupados sobre el impacto que el Oil Crash tendrá sobre la alimentación.

Es cierto que a corto plazo, de continuar con el BAU, el sistema de producción de alimentos sufriría un colapso.

Sin embargo, una gran esperanza supone la permacultura, uno de cuyos aspectos, la agricultura natural, veremos cómo permite crear alimentos sanos de una manera sostenible y con unos rendimientos superiores a la agricultura convencional.

La permacultura resulta la opción más adecuada para enfrentarse al problema del Oil Crash, tal como ya se demostró en Cuba durante su Periodo Especial, tras el derrumbe de la Unión Soviética.

Así que el impacto del Oil Crash en la alimentación dependerá de la rapidez y amplitud con que vaya adoptándose en la sociedad la permacultura.

El fracaso de la agricultura moderna

Sabemos, los que leemos este blog, que nuestro sistema económico está fracasado, pero me da la impresión de que la mayoría ignora que ocurre lo mismo con nuestro sistema agrícola, que se ha convertido en una consecuencia de ese sistema económico.

La agricultura convencional constituye una industria más, que utiliza la energía del petróleo en forma de fertilizantes, pesticidas y maquinaria para manufacturar productos alimentarios sintéticos de calidad muy inferior a los alimentos naturales. Se ha desarrollado no para satisfacer las necesidades de alimentación de la población, sino los intereses económicos de las grandes corporaciones, cuyo ejemplo más destacado es Monsanto.

Produce alimentos carentes de nutrientes; una muestra: “el trigo de nuestros abuelos tenía un 17 % de proteínas, hoy sólo un 4 %, y si se aplica nitrato al suelo, desaparece la lisina y el valor proteico baja al 2 %” (conferencia de Bill Mollison, en 1981).

Esos alimentos incluso son perjudiciales para la salud a causa de sus tóxicos. Una consecuencia del particular Oil Crash que sufrió Cuba, fue sorprendentemente… una mejora de la salud (¡¡¡) debido al cambio de hábitos alimenticios.

La agricultura moderna ha esquilmado la naturaleza y ha destruido, además, la fertilidad del suelo. Todo ello ha conducido a una progresiva desertificación.

Pero incluso, por si todo esto fuera poco, el despilfarro de energía de la agricultura convencional ni siquiera incrementa los rendimientos agrícolas, como pretendidamente defiende.

La revolución de Fukuoka

La figura de Masanobu Fukuoka resulta fascinante. Era un microbiólogo japonés especializado en fitopatología. Una experiencia casual, le cambió completamente la vida: observó unas vigorosas plantas de arroz en un campo no cultivado durante muchos años. A raíz eso adquirió la intensa convicción de que la naturaleza es algo inconmensurable y que la ciencia no sabe prácticamente nada sobre ella (reconozco que este punto del pensamiento de Fukuoka es el que más me ha costado comprender, pues una parte importante de mi vida la he dedicado a un doctorado en ecología). Abandonó la Universidad y se fue a su finca familiar a experimentar sus ideas.

Guiado por su intuición percibió que la mayoría de los trabajos agrícolas eran innecesarios, destructivos y penosos para las personas, por lo que ideó un método sostenible de agricultura que no agotase los recursos.

En sus libros, “La revolución de una brizna de paja y “La senda natural del cultivo”, escritos a mediados de los años 70 del siglo XX describe su método de agricultura natural.

La idea básica consiste en que se debe cooperar con la naturaleza en lugar de tratar de manipularla mediante la técnica. Mediante sencillas intervenciones en el momento adecuado, permite simplificar las labores agrícolas.

Su método de agricultura natural, puede resumirse en los siguientes principios:

No laboreo

Con la labranza el suelo se vuelve deficiente en oxígeno, se destruye su estructura, elimina las lombrices de tierra y otros pequeños animales, volviéndose duro y sin vida.

La tierra se cultiva a sí misma, de forma natural, mediante la penetración de las raíces de las plantas, la actividad de los microorganismos, pequeños animales y lombrices de tierra.

No abonos

En el campo, los restos orgánicos de plantas y animales se acumulan y son descompuestos en la superficie del suelo por bacterias y hongos. Las cubiertas vegetales de leguminosas (ej. trébol) fijan el nitrógeno atmosférico. Los animales de granja, con su estiércol también aportan abono orgánico. Estos aportes naturales son mucho más equilibrados en nutrientes que los abonos químicos, que aportan esencialmente nitrógeno, fósforo y potasio.

 Esto debiera quitarnos la preocupación sobre el Pico del Fósforo, al menos en cuanto a la alimentación se refiere. Como indica Carlos de Castro, la naturaleza es sostenible porque recicla los elementos limitantes, como carbono, nitrógeno y fósforo, gracias a la coordinación de sus elementos y al equilibrio entre consumo y producción. Afortunadamente, el ciclo del fósforo se realiza en la biosfera, que es capaz de disminuir su entropía interna, al contrario de lo que ocurre con la materia inerte.

 

No herbicidas

Como principio fundamental, las malas hierbas deben ser controladas, no eliminadas, mediante técnicas como el acolchado con restos vegetales o cubiertas de leguminosas, entre otras.

No pesticidas

Los pesticidas químicos matan indiscriminadamente la riqueza biológica del suelo, aire y flora. Los insectos existen naturalmente en todo cultivo, pero se convierten en plaga debido a los artificiosos monocultivos y debilidad de plantas cultivadas en un suelo artificial sin humus.

En un cultivo natural los microorganismo e insectos causantes de enfermedades y plagas están presentes, pero las cosechas no son nunca devastadas. El daño afecta únicamente a las plantas más débiles. El mejor control de plagas y enfermedades consiste en cultivar plantas vigorosas en un ambiente equilibrado.

No poda

Lo mejor es permitir que los árboles sigan su forma natural desde el principio. El árbol producirá fruto cada año y no hay necesidad de podar.

Pero si partimos de árboles ya podados, o las plantas madre fueron podadas en el vivero o sus raíces fueron dañadas, la restitución de la forma natural del árbol habrá que hacerla progresivamente. No hay que confundir agricultura natural con abandono.

Siembra directa mediante bolas de arcilla

Fukuoka desarrolló un método muy eficaz de siembra directa, imitando la naturaleza, mediante bolas de arcilla (en japonés, “nendo dango”): se envuelven las semillas en bolitas de arcilla y se esparcen directamente sobre el campo. Se evita así que sean comidas por animales, y germinarán con la primera lluvia apropiada.

Rendimientos de la agricultura natural vs. agricultura convencional

Las experiencias que se tienen sobre agricultura natural son que, después de una disminución inicial en las cosechas a causa del previo empobrecimiento de los suelos por las técnicas modernas, los rendimientos aumentan sobrepasando a los de la agricultura convencional.

En la finca de Fukuoka se obtiene una cosecha de unos 5.800 Kg/Ha de arroz y 5.800 Kg de cereal de invierno. A veces alcanza los 7.800 Kg./Ha, lo que supone cosechas récord en Japón.

Mejores aún son los datos sobre eficiencia energética. A primera vista, la agricultura mecanizada parece incrementar la productividad por trabajador, y aumentar así los ingresos. Pero, por lo contrario, un vistazo a la eficiencia de utilización del terreno y al consumo de energía, revela que la agricultura mecanizada es un método extremadamente ineficiente. El cultivo natural requiere sólo un hombre/día de trabajo para recolectar 200.000 kilocalorías de energía alimentaria, por 1.000 m2 de terreno; el aporte de energía necesaria para obtenerla, es de 2.000 kilocalorías, que son las que necesita un granjero por día. El cultivo con ayuda de caballos o bueyes requiere un aporte de energía de 5 a 10 veces mayor y la agricultura mecanizada exige un aporte de energía de 10 (mecanización a pequeña escala) a 50 veces mayor (mecanización a gran escala).

 

Impacto del Oil Crash en la alimentación

Transición a la permacultura

Vemos que el impacto sobre la alimentación que supondrá en Oil Crash depende de la velocidad con que se vayan sustituyendo las actuales infraestructuras agrarias (grandes extensiones de monocultivos, muy mecanizadas, orientadas a la comercialización) en permacultura (pequeñas granjas de gran diversidad, sostenibles y orientadas básicamente a la autosuficiencia).

Mediante la permacultura una persona puede autoabastecerse en un terreno de 1.000 m2; es decir, 0,5 Ha para una familia media. Conviene indicar aquí las ventajas del vegetarianismo: se necesitan unos 170 m2 para mantener a un ser humano que viva de cereales, 500 m2 si se alimentase a base de patatas, 1.260 m2 para quien viva de leche, 3.360 m2 para el que se alimente de carne de cerdo y 8.400 m2 para quien subsista enteramente a base de carne de vacuno. Se ha de trabajar 10 veces más para comer carne que para comer cereales; 5 veces más, si se toma leche y huevos.

Otra tarea fundamental será restituir la fertilidad natural de los actuales suelos esquilmados por la agricultura convencional, carentes de materia orgánica y vida. En España habrá que resolver los actuales problemas de desertificación causada por la erosión (ej. olivares) y la falta de cubierta arbórea de gran parte del territorio (ej. extensiones cerealistas).

El método más básico para mejorar el suelo es enterrar restos orgánicos en zanjas profundas siguiendo las líneas de nivel del terreno. Otro buen método consiste en amontonar tierra para crear caballones altos. Pueden hacerse estos caballones usando, con una pala, la tierra que se arranca al excavar dichas zanjas. El lodo sería apilado alrededor de los restos orgánicos. En apilamientos de esta clase, la mejor aireación madura al terreno más rápidamente que en las zanjas. Estos métodos activan con rapidez la fertilidad latente, incluso en suelos esquilmados y granulosos, preparándolos rápidamente para poder realizar cultivos sin utilizar fertilizantes.

Haciendo la transición a la permacultura puede ser necesario algo de desherbaje al comienzo, así como compostaje o poda, pero estas medidas deben ser reducidas gradualmente cada año.

Si los árboles están creciendo siguiendo un modelo no natural debido a la poda y se abandonan en este estado, las ramas se cruzan entre sí y se originan daños por ataque de insectos. Pero si los árboles se corrigen gradualmente, irán regresando a su forma natural, volviéndose más resistentes a los ataques de plagas.

Conviene evitar los monocultivos de frutales. Por el contrario, una buena opción es la creación de bosques comestibles, plantando árboles frutales caducifolios junto a otros de hoja perenne. Entre unos y otros, conviene incluir árboles de abono vegetal; las leguminosas arbóreas consiguen enriquecer y estructurar el suelo; al cabo de unos años se cortan los árboles y se entierran en zanjas por todo el terreno, y empieza de nuevo otra plantación para volver a enterrarla; de este modo, en unas decenas de años se consigue la creación de productivos suelos forestales.

El sistema de siembra directa con bolas de arcilla es mucho más eficiente que los métodos tradicionales de reforestación; aproximadamente hay un 2% de éxitos de germinación frente al 0,2% de otros sistemas. Es conveniente utilizar semillas tradicionales adaptadas a nuestro entorno; las variedades de semillas “mejoradas” necesitan la ayuda de insecticidas y abonos químicos; conviene, por tanto, comenzar cuanto antes a crearse una colección de semillas de plantas autóctonas.

Este método de Fukuoka sirve para reforestaciones y reverdecer zonas desecadas; por ejemplo, mediante árboles capaces de extraer hacia arriba la humedad del subsuelo ha sido capaz de cultivar en zonas desecadas de Somalia. La desertificación no se debe a la ausencia de agua sino a la ausencia de vegetación; este principio, que Fukuoka ha llamado método de “irrigación mediante plantas”, consigue, a su vez, devolver las lluvias. La eficacia de estos métodos supone una prueba más a favor de la validez de la Teoría Gaia.

Epílogo

La naturaleza no puede ser superada por las técnicas humanas. Lo mejor que podemos hacer es limitarnos a recoger los alimentos que nos aporta la naturaleza; una analogía, sería, como en el caso de los bebés, una vuelta a la insuperable lactancia materna natural.

Vivimos en una sociedad fracasada en los aspectos más importantes de la vida. El error original es, para Fukuoka, el habernos apartado de la naturaleza; debemos empezar, cuanto antes, la transición para reencontrarnos con ella.

Pedro Herrera


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