New Order es uno de esos grupos que definen una década y un estilo de música, los ochenta y el tecno-pop no hubiesen sido lo mismo sin la banda de Manchester. Ya que aparte de contar en su discografia con alguno de los himnos de esos diez años (Blue Monday o Bizarre Love Triangle), fueron el grupo que dio dignidad a ese mundo de cardados imposibles, hombreras y pop sintético.
En el fondo tenían muy poco que ver con los grupos de aquella época, y de aquel estilo. En la música de New Order, las guitarras casi siempre estaban más que presentes, y de hecho es una de sus sellas de identidad. Además, las letras eran bastante más oscuras, y solo compartían con otros grupos su obsesión por hablar de sexo en sus canciones. Por no hablar de que sus pintas de tipos normales para nada casaban con las modas estilísticas de los ochenta.
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Siempre se ha dicho que este Low-Life es el disco en el que New Order se libraron definitivamente de la oscuridad de Joy Division, y se centraron en el pop electrónico. Tal vez sea cierto, no soy tan fan de la banda de Manchester, como para discutirlo, pero yo si que sigo viendo rastros de oscuridad y post-punk en algunas canciones de este álbum (Elegia o Sunrise). Lo que si es cierto es que el disco tiene unos cuantos pepinazos que parecen hechos expresamente para la pista de baile, y donde los sintetizadores son los verdaderos protagonistas: The Perfect Kiss, Sub-Culture y ese Love Vigilantes, una canción con la que se ganaron mi elogios de por vida.
Desde luego, a mí me parece su disco más redondo, y el que les permitió dejar de lado la sombra de Ian Curtis, y convertiste definitivamente en New Order. Eso si, luego la pasta llamaría a sus puertas y en sus ultimas, y desastrosas giras, recuperaron clásicos de su primera banda, cuando en realidad no venia a cuento.
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