Impepinables: The Cure – Disintegration

Hablar de un disco de The Cure tiene sus riesgos, ya que es una banda con una gran legión de seguidores que se te tiran al cuello cuando están en desacuerdo contigo. Afortunadamente, yo no tengo ni una sola mala palabra para la banda de Robert Smith, ya que es un grupo que me encanta y que me parece que tiene una carrera intachable. Lo que si es cierto, es que habrá muchos fans que no estén de acuerdo conmigo cuando digo que este es el mejor disco de The Cure, algunos preferirían el Pornography, y otros el Faith, pero eso es lo bueno de una banda como esta, que tiene unos cuantos discos espectaculares. Si es cierto que este trabajo es el que siempre aparece en todas listas de los grandes discos de la historia. Supongo que será porque fue el álbum que popularizó a un nivel masivo a los Cure más siniestros (ya se que esta palabra no gusta a sus fans), y menos alegres, ya que por aquella época ya eran bastante famosos, pero gracias a temas más pop como Just Like Heaven o In Between Days.

Disintegration es un disco triste, denso, claustrofobico, oscuro y largo (dura casi 72 minutos), y aun así, es el disco más vendido de la banda de Sussex. No es extraño, ya que desde ese principio con la espectacular Playsong, es imposible no sumergirse en el. Y es que Robert Smith y compañía fusionaron perfectamente sus principios más oscuros, con su capacidad para hacer singles redondos: Lullaby (quien no recuerda su angustioso video), Lovesong, Fascination Street y sobre todo los siete minutos de Pictures Of You, son absolutamente redondas. Si a esto le unimos las inmensas Closedown, Last Dance y Disintegration, nos queda uno de esos discos que perduran para siempre, y a los que siempre se puede recurrir en caso de que un día tengamos un hastío musical.