Revista Indie / Folk

Impepinables: The Postal Service – Give Up

Por Homeboy

Impepinables: The Postal Service – Give Up

Mucha gente pensará que a lo mejor exagero a la hora de poner este disco en esta sección, y tal vez tengan algo de razón, pero es que a mí este álbum me dejó a cuadros desde el primer el momento en que lo escuché, y me consta que a mucha gente le pasó lo mismo. Y es que la unión entre Jimmy Tamborello y Ben Gibbard nos sorprendió a muchos de los fans de Death Cab For Cutie por aquella época, que aunque ya conocíamos la colaboración del líder de la banda de Seattle en el disco de Dntel – la maravillosa (This Is) The Dream Of Evan And Chan -, no nos esperábamos un disco entero de ese palo. Además, el hecho de que no hayan sacado una continuación de este trabajo en ocho años, y por lo que veo no tienen intención de sacarla nunca, hace de el un álbum irrepetible.

Yo creo que seríamos unos ilusos si pensáramos que pueden volver a sacar algo así, desde luego para mí fue la unión de dos personas con mucho talento en un espacio corto de tiempo. Es más, Ben Gibbard demostró que estaba en su mejor momento, ya que el mismo año salió a la venta aquél Transatlanticism, que es de largo el mejor trabajo de su banda.

Impepinables: The Postal Service – Give Up

Aunque se ha mitificado mucho lo de que este trabajo lo hicieron enviandose por correo el uno al otro su parte correspondiente de cada canción, lo cual es cierto, el disco sí que tiene una producción bastante decente a cargo de Chris Walla, que junto a Jimmy Tamborello hicieron auténticas maravillas en el estudio. El guitarrista de Death Cab For Cutie, que también colabora en algunas de las canciones del disco, consiguió dar con la producción perfecta para hacer de el uno de los discos claves de la indietronica, fijandose en la parte más pop de cada canción; dando un especial protagonismo a la voz de su compañero de banda, y mezclando a la perfección las baterías con las cajas de ritmos (la parte final de Clark Gable es increíble)

Evidentemente, lo más grande son las canciones, que salvo esa macarrada casi jungle que es The National Athem, son una auténtica maravilla. Temas como The District Sleeps Alone Tonight, We Will Become Silhouettes, Brand New Colony o ese dúo chico y chica con la cantante de Rilo Kiley llamado Nothing Better, son joyas de aquello que a principio de la década pasada se llamó indietronica, y que la verdad no era más que el pop electrónico de toda la vida, adaptado para el público indie.

Grupos como The Notwist o Lali Puna sacarón grandes discos, y algunos de ellos tenían algún que otro hit más que destacable (tremendas Pilot o Micronomic), pero ninguno llego a ser tan grande como Such Great Heights: la canción que hizo de este álbum el más vendido de Sub Pop desde el Bleach de Nirvana, es por derecho propio uno de los temas de la década pasada, y la perfección hecha música. Pocas veces se han fusionado tan bien la electrónica y el indie, o el pop más convencional, como en este tema, y es que después de ocho años, y mil escuchas en todo tipo de clubs o bares (¿quién no ha bailado esta canción alguna vez?), sigue emocionando como el primer día.

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