Revista Atletismo

Importancia de las hormonas en el rendimiento deportivo: endorfinas y endocannabinoides

Por Infowod

Hacer crossfit es gratificante, y todos los que lo practicamos podemos hablar de esa sensación repentina y placentera de euforia cuando conseguimos levantar determinadas cargas, o bien ese momento de relajación total cuando toca la bocina y hemos acabado el entrenamiento del día.

Durante muchos años, las principales hipótesis que justificaban estas sensaciones se decantaban por la tesis de la liberación de endorfinas inducida por la práctica de ejercicio físico como única responsable, pero recientes estudios como el del PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America) han demostrado que la práctica de ejercicio físico a alta intensidad aumenta los niveles en sangre tanto de β-endorfina (un opioide) como de anandamida (un endocannabinoide).

¿Qué son los endocannabinoides?

De forma breve y evitando meternos en asuntos demasiado técnicos, los endocannabinoides son moléculas que, activan los receptores del sistema endocannabinoide humano del mismo modo que los cannabinoides producidos por el cannabis, pero con la principal diferencia de que estos son generados por nuestras propias células.

Y dicho de forma coloquial, su funcionamiento sería algo así como que en nuestro cuerpo existen “cerraduras” (los receptores) y los cannabinoides que produce nuestro propio cuerpo, tipo la anandaminda, son la llaves que abren esas cerraduras.

Cuando estés en mitad de tu sesión de crossfit, es posible que notes cierta sequedad bucal o  incluso menor dolor  muscular que el que sientes días después del entrenamiento; eso es, en parte, debido a los efectos de dos endocannabinoides principales como son la anandamida y 2-AG, que curiosamente poseen casi las mismas estructuras moleculares que el THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis.

Según Andrés Chávez, especialista en electrofisiología científica y titulado por el Albert Einstein College Medicine de EEUU, estos endocannabinoides como la anandamida o el 2-AG, son compuestos lipídicos generados y liberados bajo demanda en nuestras neuronas para activar receptores como el CB1 (en nuestro cerebro) o el CB2 (en el sistema inmune)

A nivel deportivo, en crossfit nos interesa mucho esta interacción hormonal en referencia a la tolerancia al dolor, ya que la capacidad de soportar entrenamientos de fuerza con grandes cargas de peso ejecutadas a altas intensidades en las que nuestro organismo y musculatura está sometido a grandes presiones es esencial para nuestro progreso.

De este modo, varias  investigaciones en neurociencia han detectado que endocannabinoides como la anandamida activan una proteína en el sistema nervioso central y periférico encargada de la modulación del dolor, haciendo que músculos y demás puedan hacer frente al exigente trabajo al que se ven sometidos. Por ejemplo, habrás comprobado cómo en ejercicios tipo el peso muerto (con la técnica adecuada bien aprendida) puedes levantar casi el doble de tu peso corporal. Imagina la tensión a la que se ven sometidos los grupos musculares de la parte baja de la espalda y trasera de las piernas y lo importante que es la modulación de dolor que ejerce el sistema endocannabinoide para lograr un rendimiento máximo en dicho ejercicio.

Las endorfinas y los beneficios de entrenar en grupo

Como ya dije al inicio del post, de todos es sabido que realizar ejercicio físico estimula la liberación de endorfinas, lo que trae consigo una pequeña sensación de euforia que tiene propiedades gratificantes en nuestro cuerpo y a la cuál muchos son “adictos”.

Las endorfinas están explícitamente implicadas en los procesos de vinculación social de muchos seres vivos, especialmente en primates y humanos, y es en este punto donde cobra especial interés el estudio de la Royal Society Publishing de Londres sobre el aumento de la liberación de endorfinas en actividades deportivas en grupo.

La realización de WOD por equipos, los entrenamientos conjuntos o los ejercicios colaborativos con compañeros del box son algo habitual en el día a día del mundo del crossfit. Lo que realmente es llamativo es que la liberación habitual de endorfinas en nuestro cuerpo que se producen tras entrenar aumenta con el entrenamiento en grupo, es decir, sentimos un efecto intensificado de la sensación de euforia experimentada durante otras actividades sociales como pueden ser la música o el baile y en la que están involucradas la vinculación social en humanos.

En el estudio que la Royal Society Publishing de Londres realizó con el equipo de remo del University of Oxford Boat Club, evaluó durante la misma semana, en condiciones de entrenamiento individual y grupal, a doce remeros del club midiendo, desde el punto de vista psicológico, la liberación de endorfinas referidas a la sensación correspondiente de bienestar y analgesia leve y al papel que desempeñan las endorfinas como parte del control de la sensación de dolor.

El resultado fue que los niveles del umbral de dolor en el ensayo grupal son significativamente más elevados que los de los ensayos individuales, debido a que el ejercicio grupal estimula una mayor producción de endorfinas (opioides) y, por lo tanto, la tolerancia al dolor es mayor, por lo que el rendimiento en la actividad en su conjunto aumenta significativamente.

El componente social en esta parte es muy importante y va ligado al componente fisiológico, debido principalmente a la retroalimentación de aspectos conductuales específicos como son la sincronía de movimientos concretos y el logro de los objetivos generales del grupo.

En los humanos, las actividades físicas conjuntas elevan el estado de ánimo y mejoran el sentido de vínculo social (Mueller et al., 2003). Bailes, música, determinados rituales religiosos e incluso sesiones de entrenamiento en las que tenemos que cargar con el compañero o colaborar para finalizar un WOD por equipos también son actividades sincronizadas con gran esfuerzo físico y en las que se producen similares sensaciones de euforia relacionadas con la segregación de endorfinas en nuestro cuerpo.

En resumen, está más que demostrado tanto a nivel científico como personal que las actividades en grupo en las que sea preciso colaborar con los compañeros o en las que la sincronización con otros sea necesaria, mejora la cooperación y el altruismo, además de aumentar nuestro rendimiento deportivo. La descarga hormonal y la activación de determinados receptores neuronales nos prepara para mejorar nuestro progreso deportivo, demostrando a su vez que el componente social que posee el crossfit es uno de los puntos fuertes que hacen que esta actividad genere tantos nuevos seguidores, no siendo nada raro ver cómo determinados box se han convertido en algo parecido a “clubes sociales” en los que sus miembros establecen relaciones de amistad fuera de las sesiones de entrenamiento.


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