Revista Tecnología

Impresiones con Gaurodan, el último arcade maquinero de Locomalito

Publicado el 31 julio 2013 por Retromaniac @RetromaniacMag
Cuando está a punto de aparecer el último de los juegos de Locomalito hasta el momento, os ofrecemos estas impresiones con una versión definitiva de Gaurodan a la que hemos estado jugando desde hace unas semanas. ¿Concusiones? Un arcade directo, fácil de jugar, intenso y con una curva de dificultad del gusto del creador de Maldita Castilla entre otros. Pura nostalgia maquinera...
Impresiones con Gaurodan, el último arcade maquinero de Locomalito
Cuenta la historia que hace muchos años dos grandes seres mitológicos luchaban en las lejanas tierras de las islas Canarias. Gaurodan, el llamado pájaro del trueno defendía su territorio de las zarpas de Guayota, una horripilante bestia surgida del fuego de las ardientes profundidades del archipélago. Han pasado siglos y la leyenda que se transmitía de padres a hijos se ha perdido en el tiempo, así que ya nadie se acuerda de las dos criaturas y su encarnizada lucha. El hombre construyó ciudades en las islas, cimentó una nueva civilización ajena al peligro y explotó los recursos naturales de la zona. Ahora, un grupo de científicos ha encontrado el huevo del temible Guayota en el Monte Teide y lo ha llevado a un centro para su estudio sin saber que por su culpa han despertado también a Gaurodan, quien enviado por el dios Achamán se dirige a las islas para enfrentarse a su némesis y acabar de una vez por todas con él. Y si tiene que llevarse por delante a un puñado de casas… ¡lo hará! La civilización está en peligro, por lo que el ejército no tarda en ponerse en movimiento para tratar de frenar al temible Gaurodan. ¡La batalla está servida!

Así empieza la última producción de Locomalito, Gaurodan, un arcade (nunca mejor dicho), que bebe de muchísimos fuentes y juegos de mediados de los 80, la mayoría maquineros, para construir su propio homenaje a la época, llevar la historia hasta las Canarias en un alarde de originalidad, dotarla de un cariz a medias entre la serie B y las películas de destrucción nipona, y ofrecernos, en definitiva, un nuevo rompededos que los aficionados a los juegos difíciles y con carisma deseamos como agua de mayo. La intro del juego, narrada como si fueran las noticias de un telediario sospechosamente reconocible (¡juas!), nos pone rápidamente en situación mediante tres o cuatro pantallas semiestáticas, sin alardes, al grano, como en los arcades maquineros de antaño. El tráiler de presentación del juego, que no deberíais perderos por nada, sirve por otro lado como complemento de esta intro.

Gaurodan

En el primer nivel somos un 'simple' huevo a punto de exlosionar


El planteamiento no podría ser más sencillo, y la ejecución, limpia y simple, también. Es de agradecer que sólo tenemos que preocuparnos de mover a nuestro pájaro antediluviano por los cielos de las islas, esquivar el fuego enemigo, y disparar a todo lo que se mueva utilizando dos botones del mando de control o teclado. Mediante un botón dispararemos en diagonal hacia abajo, y con el otro nuestro disparo será frontal. En nuestra mano estará saber utilizar cada tipo de disparo lo mejor posible según la situación a la que nos enfrentemos. En cualquier caso la mayor dificultad no radica en este punto, sino en que Gaurodan siempre está avanzando. El jugador puede cambiar de dirección, subir y bajar en los niveles, pero no quedarse totalmente quieto como por ejemplo sucede en Choplifter. Habrá que hacerse con el ritmo de los disparos de nuestros enemigos, que además provienen desde cualquier rincón de la pantalla, ser rápidos de reflejos, y preparar nuestros pulgares porque el autodisparo no existe… ¡campeón!

Gaurodan

Esos acorazados están armados hasta los dientes, ¡mucho ojo!


Nuestro protagonista posee una barra de vitalidad que se va gastando con cada impacto que recibimos y que no se regenera cuando pasamos de fase. Solo recuperamos un punto de salud si recogemos el ítem pertinente, que por supuesto no es que abunde, así que en cuanto se nos termine ‘la vida’, lo único que nos espera es una bonita pantalla de Game Over, ‘kaput’, sanseacabó. Ni continuaciones ni naranjas, es un juego corto pero exigente, para jugones curtiditos con cierta experiencia en esto de esquivar balazos. En el juego hay otros objetos que recogemos y que nos serán de mucha utilidad, como un doble rayo o la ampliación de tiempo (empezamos con 99 segundos para terminar cada una de las fases). Cuando destruimos algunos enemigos encontraremos además unas estrellitas que aumentarán nuestra puntuación, muy importante porque cuando alcancemos los 20.000 desbloquearemos un infernal modo de supervivencia. Todo, todito vuestro.

Gaurodan

Al destruir determinados edificios aparecen items para echarnos una mano


Los primeros niveles nos servirán de entrenamiento para hacernos con la mecánica y desarrollo de Gaurodan, y no será complicado que avancemos sin demasiados problemas, aunque a partir del primer tercio del juego la curva de dificultad sube ostensiblemente, para luego mantenerse y al poco bajar un tanto. Sin perseverancia y algo de voluntad os perderéis las mejores partes del programa, así que os animamos a no desfallecer y aunque acabéis más veces de la cuenta con los morros en el suelo vencidos por los humanos, seguir intentándolo hasta superar ese escollo y por fin continuar hasta el siguiente nivel que se os resistía. Como de costumbre en los juegos de Locomalito, no es difícil comprobar como el esfuerzo se ve recompensado, un punto muy a su favor que parece haber sido olvidado en la mayoría de los juegos actuales.

Gaurodan

Podemos disparar frontalmente o en diagonal


Como no podía ser de otra forma el trabajo gráfico de Locomalito es excelente. Amor al pixel, mucha documentación de las paletas y el tipo de sprites que se llevaban en los arcades de mediados de los 80, y una buena dosis de partidas echadas en clásicos como el mentado Choplifter, Commando o 1942, es lo que han servido de base al desarrollador para su creación. Todo se mueve excelente, los fondos son simples pero vivos reflejos de los arcades de hace 30 años, los edificios se destruyen, los enemigos suficientemente variados a medida que avanzamos y el estilo refinado y pulcro de este artista reluce nuevamente. Visitaremos muchos lugares de las Canarias, comenzando por el monte Tindaya en Fuerteventura, y pasando por ciudades del archipiélago, una flota marítima que nos pondrá las cosas muy difíciles, e incluso algún boss a mediados de partida para animar un poco más el cotarro. No os queremos desvelar mucho de este aspecto porque siempre resulta más divertido descubrirlo por uno mismo, pero baste decir que nos ha encantado la ambientación, los cambios de escenarios y horas del día, y las diferentes situaciones a las que nos enfrentamos. Tremendo.

Gaurodan

Al superar los 20.000 puntos accederemos al modo 'survival'


Y no podemos olvidarnos de la banda sonora, obra nuevamente de la pareja ideal de Locomalito, Gryzor87. Otra vez el FM a escena, las composiciones que parecen sacadas de una placa ochentera de Taito o Capcom, los ritmos cambiantes según el desarrollo de los niveles. En fin, que son un todo y sería a estas alturas ya muy difícil no concebir un juego de Locomalito sin el acompañamiento musical de Gryzor. Geniales. Complementa también como de costumbre el dueto las ilustraciones de Marek, que como siempre rayan a muy buen nivel. Su interpretación del dios del trueno Gaurodan rodeado de relámpagos al estilo nipón es convincente y nos encanta.

Gaurodan

¡Argh! ¡Un cangrejo gigante!


En definitiva, otra muesca más en el buen hacer de Locomalito. Como él mismo ha comentado en repetidas ocasiones “Gaurodan es un juego corto y menor en comparación a Maldita Castilla”, los que en ocasiones pueden llamarse títulos intermedios, y aunque le ha costado más tiempo del previsto sacarlo adelante, a nosotros estos juegos nos encantan, se le considere o no en una división diferente a la de Hydorah o Maldita Castilla en cuanto a trabajo, longitud, etc. En esta ocasión ha querido rendir homenaje a los arcades de la primera mitad de los 80, escogiendo paletas vivas, sprites más sencillos y una jugabilidad furiosa y exigente. Con un diseño muy medido, difícil pero nunca imposible, con final secreto y mucho mimo. Se nota que estos dos están encantados con lo que hacen, que disfrutaron con los videojuegos de antaño y que su pasión les mueve a compartirlo con todos los demás y a toda costa. ¿Y nosotros? Pues encantados, claro. Apoyadles en lo que podáis, porque tipos como ellos hay pocos, merecen todo nuestro cariño y respeto, y un agradecimiento bien grande grabado en letras de oro… ¡GRACIAS chicos!
Visita la web de Locomalito para más info y descargarte el juego cuando esté disponible

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