"El mejor indie del año", "el juego más divertido del momento", "el mejor exponente del una más y lo dejo"... Nuclear Throne está de moda, y además tiene muy buena prensa. El boca a boca y el extremo encariñamiento por parte de algunos sitios especializados están haciendo muchísimo por el juego, que quizá no estaba haciendo tanto ruido tras su salida oficial debido a que ya llevaba tiempo dando la tabarra en early access. Tras la recomendación de mis buenos compañeros de blog, me he decidido a comprarlo para mi flamante PS Vita y a continuación os voy a contar qué me está pareciendo. La verdad es que me va a resultar muy dificil hacerlo sin colar el chiste de Nucelar.
Nucelar Throne es, según los que entienden, un roguelike twin stick shooter con generación procedural de niveles. En mis palabras, es un juego de disparos frenético visto desde arriba bastante feo, con personajes feos y escenarios feos, en el que todo es aleatorio excepto lo hija de puta que es la máquina. Y es que el juego es extremadamente díficil. Es muy probable que necesites cientos de intentos para llegar a ver por primera vez los últimos niveles, y teniendo en cuenta que pasarse el juego te lleva apenas 10 minutos, dice mucho de a lo que te enfrentas en el juego y lo duro que es sobrevivir en él.
Los escenarios que te encuentras en cada partida comparten ambientación pero todo lo demás se genera aleatoriamente, siendo diferentes cada vez. Lo mismo ocurre con las armas que te vas encontrando, así como las mutaciones de tu personaje (cuando subes de nivel durante la partida puedes elegir una especie de mejora que te reporte beneficios como más vida, mayor frecuencia de botiquines,...). Además, el juego tiene algun secretillo escondido de estos que o se te aparece la virgen o lo miras en internet, porque si no es casi imposible que lo descubras por ti mismo, con los que consigues acceder a nuevas zonas y desbloquear nuevos personajes, más feos si cabe que los que ya tenías.
Nuclear Throne mola, mola mucho. El juego es extremadamente divertido y a pesar de su dificultad infernal, cuando reinicias una nueva partida siempre tienes la sensación de que vas más y mejor preparado y de que puedes llegar más lejos, hasta que te das cuenta de que no era así y vuelves a reiniciar. A pesar de lo que pueda parecer, el juego no "deprime" en ningún momento y por muy mal que lo hagas, siempre apetece volver a jugar una partidita fugaz de 5 minutos. En este caso la corta duración de las partidas se convierte en algo positivo y que contribuye a mejorar aún más si cabe la experiencia (si vuestra novia os dice exactamente lo mismo no hagáis caso, que os está mintiendo).
Pero Nuclear Throne también tiene sus fallos, sobretodo en PS Vita. Un ejemplo es que cuando desbloqueas y seleccionas la skin alternativa para un personaje, que lo convierte en algo aún más feo, el personaje sigue con su skin habitual. Tal vez sea un mensaje de los desarrolladores de que lo que verdaderamente importa está en el interior y que no hay que cambiar por nada ni por nadie, pero es que yo soy bastante superficial, así que doble tirón de orejas para el juego y la gente que está detrás de él.
Otro fallo grave son las caídas de frames que sufres en PS Vita. En general va bastante fluido pero en alguna ocasión rasca bastante, sobretodo en un determinado boss donde se produce una fuerte explosión que el juego baja a 0 FPS, y siendo generosos. Pones a Arbeloa al lado del juego en ese momento, y parece un galgo. Pero el fallo más sangrante es el de los cuelgues, que siguen la filosofia del resto del juego y te aparecen aleatoriamente durante tu partida. Por lo visto es común a todas las plataformas, aunque por lo que he leído PS Vita se lleva la palma. Por el momento solo he sufrido uno de ellos, justamente ayer, y en el peor momento posible.
Estaba haciendo una buena partida desde el comienzo. Buenas armas, buenas mutaciones para el personaje y manteniendo un alto nivel de vida y munición a lo largo de los niveles. Hasta ese momento lo más lejos que había llegado era al nivel 5-2 (poco más de la mitad del juego), así que más allá de ahí no tenía ni idea de lo que me esperaba, y solo cuando probéis este juego sabréis lo que significa ir virgen a una nueva zona. Pues bien, en esta partida consigo llegar al 5-2 y completarlo. Toca enfrentarse a lo desconocido.
El siguiente nivel para mi sorpresa no va nada mal, hasta que de repente aparece un boss. Pero no un boss cualquiera, el boss del que había leído que era extremadamente dificil, un tal Lil' Hunter. Pues joder, que voy y me lo cargo a la primera y sobrándome más de media vida. Esta era mi partida, sin duda alguna, era ahora o nunca. Avanzo de nivel, nuevamente a lo desconocido, y me lo paso. Avanzo a otro nivel, y me lo vuelvo a pasar. Hasta que llego al 7-2, a las puertas del boss final. Le doy a pausa, hago una foto al númerito y se lo paso a mis compañeros de blog, para que vean de qué pasta estoy hecho. En seguida noto el apoyo de uno de ellos con un "ayayayayayay". El resto me ignora.
Empiezo el nivel, me sueltan en medio de una explanada y 3 milésimas de segundo después se llena la pantalla de bolas de energía, balas, proyectiles o vete tú a saber qué, porque no podía ni fijarme, que provienen de todas partes. Empiezo a moverme en circulos y a disparar mi lanzallamas a voleo, técnica ancestral transmitida de generación en generación. ¡Y no muero! Voy acabando con los enemigos, cada vez hay menos mierda en pantalla y no voy mal de vida. Cuidado que aún me voy a pasar el ju... Error, la aplicación debe cerrarse.
No os voy a engañar, una parte de mi murió en ese 7-2. No sé si alguna vez volveré a llegar a él, no sé si entraré ahora en una espiral de temor e inseguridad y fallaré todos los tiros como Ricky Rubio. Solo puedo decir que llegué al 7-2, conocí el infierno y me lo arrebataron de golpe. Y lo que más me jode, iba a salir vivo de él.
@Hide_bjn