In vino veritas, de Virgina Gasull

Fecha de publicación: Febrero 2015
Número de páginas: 424
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Sinopsis: El vino es portador de una verdad desconocida La inspectora Anne Oteiza es llamada a averiguar el robo de varias botellas de vino con etiquetas diseñadas por Dalí, Chagall y Picasso. Su investigación la llevará a Francia, y en el curso de sus pesquisas conocerá a un experto enólogo que la introducirá en el mundo de los vinos y con el que tendrá una historia de amor. Durante una estancia en San Sebastián se vuelve a producir otro robo de vinos. Anne investiga y se empieza a preguntar sobre el rol de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial en la ocultación de botellas de vino.
Opinión personal: Debo reconocer que empecé este libro sin muchas expectativas, y voy a explicar por qué. Sé que no hay que juzgar un libro por su portada, pero cometí el error de hacerlo, y aunque ahora que lo he leído, me parece una buena portada la de esta edición del libro, debo confesar que de primeras no me pareció así. La combinación chica elegante tomando vino, pero escondiendo a su espalda una pistola y todo ello coronado por la simbología nazi se me hacía una combinación propia de una película de sobremesa de esas en las que pasan una infinidad de cosas pero no te crees ninguna. ¡Craso error por mi parte! Y me alegro de haberlo cometido porque así, espero evitar hacerlo muchas otra veces. Empezar un libro con las expectativas bajas ya sea por un motivo u otro y acabar disfrutando tanto con él, tiene aún más mérito y ha sido justo lo que me ha pasado con el de Virginia Gasull.
Todo comienza en una pequeña localidad de Burgos a la que se traslada la inspectora Oteiza, de Patrimonio, para investigar el robo de un mosaico. Oteiza trabaja para la policía tras cursar estudios en Historias del Arte por lo que se mueve como pez en el agua en todos los casos relacionados con robos o asaltos contra obras de arte de todo tipo. Es por esto que, simultáneamente, su jefe decide involucrarla en el robo de unas botellas de vino datadas de los años anteriores a la segunda guerra mundial. Lo cierto es que Oteiza no sabe nada de vino y mucho menos sobre estas botellas tan concretas y particulares que, cómo pronto descubrirá, son obras de arte cómo pueda serlo el mosaico desaparecido en Burgos u otras tantas de las que se ha hecho cargo hasta el momento. Para adentrarse en el mundo de la enología se entrevistará con un experto en vinos que le ayudará a conocer la historias de las botellas robadas y deciden trazar juntos un plan que les ayude a identificar las botellas que, posiblemente, serán objeto de robo en próximo lugar, para así poder anticiparse a quiénes se encuentren tras los robos y evitar que consigan hacerse con más. La investigación que comienza en Madrid les trasladará a San Sebastián, en pleno festival de cine, y de ahí a los grandes château de Burdeos rodeados de viñedos y bodegas clásicas. Entre sus páginas podremos sentir que estamos en plena vendimia bajo el sol, o que estamos disfrutando de la calma que ofrece la noche en plena naturaleza; sin duda todo un placer leer las descripciones que la autora nos ofrece de los paisajes que recogen la narración lo que hará de su lectura una auténtica experiencia.

La adoración del cordero místico

Una vez leída la historia, se me hace muy difícil encuadrar la novela en un sólo genero, pues logra el equilibrio perfecto entre misterio, investigación, historia, romance y algunas pinceladas de erotismo muy elegantemente narrado.
Por otra parte, la forma de narración de la novela en algunos capítulos es otro punto original que posee, ya que hay algunos de ellos, cortos en su mayoría, en los que la inspectora se habla a si misma, por lo que existe a la vez una primera y una tercera persona que nos permite escuchar sus pensamientos expresados como órdenes a si misma y sentirnos en una posición privilegiada dentro de la historia.
Una punto importante del contenido de la novela es la parte histórica. Por una parte la que se refiere a los expolios que realizaron los nazis en las bodegas de la campiña francesa y por otra todo lo relativo a las obras de arte que se mencionan. No puedes evitar pensar hasta que punto está narrando ficción y cuánto de lo que comparte con los lectores es una lección bien estudiada de historia, basada en hechos reales y recogidas en los libros desde hace décadas. Para ello me ha sido muy útil el blog que la propia autora nos hizo llegar a varias blogueras que decidimos leer la novela de forma simultánea; en él recoge información de varios puntos que incluye en su novela: El retablo de Gante,  el Nido del Águila, los Jueces Justos... Un sitio fantástico para, tras leer el libro, ir un poco más allá y saciar nuestra curiosidad.
En conclusión, se trata de una novela que, bajo la excusa del vino y rodeada de tonalidades, aromas y sobores, nos presenta un thriller muy entretenido, una lectura muy adictiva y una historia muy bien construida.