Un estudio reciente ha demostrado que todas las personas mayores, incluso aquellas consideradas frágiles, pueden disfrutar de los beneficios del ejercicio en términos de sus facultades físicas y cognitivas y la calidad de vida, y que estos beneficios aparecen después de sólo tres meses.
Este descubrimiento es una excelente noticia, ya que el aumento de la esperanza de vida también ha aumentado el número de personas mayores frágiles en nuestras comunidades. En geriatría, la fragilidad se caracteriza por una disminución de las reservas funcionales de un individuo, lo que aumenta la vulnerabilidad a los factores de estrés y el riesgo de efectos adversos para la salud.
La fragilidad se asocia con un mayor riesgo de caídas, hospitalizaciones, deterioro cognitivo y trastornos psicológicos. En la actualidad, el 7% de las personas entre los 65 a 74 años, el 18% entre los de 75 a 84 años, y el 37% mayor de los 85 años son consideradas frágiles.
Por primera vez, las personas mayores frágiles han participado en un estudio sobre el ejercicio con un grupo de profesionales que proporcionaron una estrecha supervisión médica. El equipo de investigación fue capaz de demostrar que las personas mayores sedentarias y frágiles se pueden beneficiar de mejoras importantes no sólo en términos de la función física, sino también de la función cerebral, como la memoria, y de la calidad de vida.
Los investigadores esperan poder adaptar el programa de ejercicios utilizados en el estudio y ponerlos a disposición del público a través de centros de promoción de la salud para los ancianos.