Lo reconozco: he hecho mucho más caso a la música de Gordon Lightfoot que a la de Townes Van Zandt, pero estoy viendo que va llegando ya la hora de adquirir alguno de los títulos del estadounidense, y profundizar así en lo que evidentemente es una filiación que aumenta con el paso de los años. No sé si es simplemente una cuestión de edad, o que la escucha de canciones con un (ligero) poso de americana han acabado por despertar en mí un verdadero interés por el género, pero hace veinte años la música de los setenta significaba para mí glorioso disco, y ahora me sorprendo buscando en mis estanterías para esa década el “If You Could Read My Mind” del gigante canadiense.
La seducción de Van Zandt se ve últimamente espoleada por la generosidad con que se prodigan las referencias a su persona en las críticas que he leído del “Quite A Feelin’“, de Barna Howard. Y si a casi todo el mundo le parece que el fantástico disco del joven cantante de Missouri hunde sus raíces en el folk del de Texas, entonces no sé que estoy haciendo que no voy directamente a las fuentes…
Pero vamos a lo que vamos, que me distraigo (demasiado) fácilmente: “Quite A Feelin’” se publicó el pasado 18 de mayo, en Estados Unidos bajo la etiqueta de Mama Bird Recording Co, y en Europa con Loose Music: todo suena exactamente tan tradicional como evocan esos nombres, y Howard puede efectivamente presumir de haber colado un gol al paso del tiempo con estas canciones que parecen llegarnos desde otra época muy, muy lejana, y muy distinta a la nuestra.
Lo cierto es que el descubrimiento de este artista me ha puesto a escarbar, y he de decir que es con creces el álbum más mimado de los dos que ha firmado: quiero decir que canciones tan estupendas como “Promise, I Won´t Laugh” (por cierto: versionada por El Palacio De Linares) no necesitaban más que una guitarra y la voz franca de su autor para convencer, pero uno diría que la mayor presencia de percusiones y arreglos en este último trabajo sacan aún más partido de las evidentes habilidades compositivas de Howard. Acordes y punteos de esos que uno sólo puede bordar cuando es tu padre quien te ha enseñado a tocar la guitara, ahora revestidos con el chisporroteo noble de banjos y mandolinas y el slide tristón de la lap steel. Y qué canciones, oiga: la mirada al hogar desde la distancia, enmarcada en la pista titular; la preciosa “Hands Like Gloves” -que contra lo que pueda parecer, no: no es una pista rescatada del cancionero del primer Dylan- o esta “Indiana Rose” que ha robado el corazón del que esto escribe, y se postula como LA canción country-folk del año. Supongo que no es casualidad, pero hay otro tema en el álbum llamado “Then And There“: entonces y allí. Definitivamente, no se me ocurre mejor forma de definir el sentimiento que arrastran estas canciones.
“I rolled down the window for some air
Stuck my elbow out the car
When I heard the music playin’
From a jukebox, honky-tonkin’ bar
I went and shuffled through the tunes
For the one thing that I knew, that song of ours
When lovin’ you was hard, my Indiana rose
So play it one more time, one more for the road
We used to sit out on the porch
With all that sweet corn shinin’ in the breeze
Like the way you used to dance
With all them children wrapped around your knees
Though, now I find myself
Waitin’ on somethin’ else to comfort me
The way it used to be, my Indiana rose
So play it one more time, one more for the road
Because that old song was all we left behind
Those regrets, I feel ’em all the time
The love we once had, it’s hard to find
Now it’s hard to know
Goin’ through the motions ain’t enough
If no one’s playin’ fair
When all you wanted was
Someone to come home with somethin’ to share
Because everybody knows, with a promise
There’s a reason to care
And I was never there, my Indiana rose
So play it one more time, one more for the road
Because that old song was all we left behind
Those regrets, I feel ’em all the time
The love we once had, it’s hard to find
Now it’s hard to know, my Indiana rose
My Indiana rose”