Revista Cine

Indignados de cine, España 2013

Publicado el 13 junio 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Mayo de 2033. Furious Pérez observa incrédulo la llave USB de principios de siglo, encontrada entre los efectos personales de su abuelo, fallecido a causa de la última epidemia de gripe variante 16. Intentar leerla en su TOM último grito (tableta, ordi y móvil), un cristal transparente de 1 milímetro de espesor, pero resulta imposible por mucha 11G que tenga.Asesino rubiasFurious decide ir al anticuario de redes del centro comercial. Tras echar una ojeada a la cartelera del único multicine de la capital -las americanas Fast and Furious 16, Iron Man 12, El hombre de acero 11, El último regreso de Batman, 2ª parte, la francesa The artist 6 y, la única española, Torrente: Misión Guggenheim Bilbao, en coproducción norteamericana), entra en la tienda decidido, entre toneladas de viejos smartphones y torres de ordenadores de despacho, e intrigado por el contenido de la llave USB, una verdadera reliquia. VértigoEl anticuario se la quiere comprar de inmediato, a sabiendas de que en la última subasta por internet, una muy parecida sobrepasó los 100.000$. Furious acepta encantado los 100$ que le ofrece, a condición de que traslade una copia de su contenido a su TOM.VértigoEn el centro de la pantalla aparece la cara de su abuelo, en la parte inferior la fecha -mayo de 2019- y de los bafles sale una historia sin sentido de películas europeas y excepciones culturales. ¿De qué demonios estará hablando?

“La incompetencia manifiesta, la corrupción generalizada y los intereses particulares de la clase política europea (salvo contadas y honradísimas excepciones) de la década de los años 10 acabaron con la economía del  viejo continente. En la década de los 20 se atacaron a la cultura, último reducto de las diferencias y las riquezas ideológicas de cada país, y aniquilaron una buena parte también. Lograron obtener un batiburrillo de leyes que permitieron que todos los productos confluyesen en idénticas condiciones al mercado. La consecuencia inmediata fue que prácticamente toda la literatura, música y cine europeos, desaparecieran frente a las poderosas campañas de marketing de productos americanos formateados y repetitivos. Nadie hizo nada, bueno un puñado se valientes se opusieron desde el principio. Sin el menor éxito.

Drácula
El 11 de junio de 2013 el belga Lucas Belvaux, el francés Costa Gavras, el polaco Dariusz Jablonski, el italiano Daniele Luchetti, los rumanos Radu Mihaileanu y Cristian Mungiu, y la franco-argentina Bérénice Bejo (de nuevo, ningún español cuando somos los europeos más interesados en conservar un fuerte potencial en el mercado de audiencia hispano-hablante en EE.UU.) intentaron convencer a la Comisión Europea de que no se puede comparar churras con meninas y que un kilo de puntas de 10 centímetros no es igual que un kilo de La caza de Saura. Sin el menor éxito.
pulsions-de-palma3
Meses después se descubrió la causa del cambio de chaqueta que se había operado en el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, al pasar de la defensa de la excepción europea a la de los mercados, ni siquiera su cine, americanos. El rumor se confirmó y, tras el acuerdo, obtuvo el puesto de Secretario de la ONU, como le habían prometido si les hacía ese pequeño favorcillo”.  
Los pájaros
Si no quieres que esta pesadilla de ciencia ficción del futuro se convierta en oscura realidad de tu próximo presente (y sobre todo para no tener que soportar la mencionada cartelera del último multicine de Madrid) firma la petición de cineastas europeos (entre otros, Pedro Almodovar, Montxo Armendariz, Pablo Berger, Isabel Coixet, Fernando León de Aranoa, Fernando Trueba y Enrique Urbizu): ¡LA EXCEPCIÓN CULTURAL NO ES NEGOCIABLE! (con independencia de su origen, hay muchos cineastas americanos que también la han firmado).

En estos momentos la petición cuenta con 7912 firmas (entre las 25 últimas, no hay ningún español). Hemos demostrado al mundo que se puede y se debe decir no. Sabemos que la indignación es compatible con la educación, la inteligencia y la tolerancia. Lo último que nos falta es ser, también, indignados de cine. Fírmala y pásala. Gracias.


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