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Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo

Publicado el 03 junio 2011 por Esbilla

Sin razón directa, es decir por pura sincronía, aparecen casi seguidas y en dos lugares separados las reseñas de un par de títulos indirectamente relacionados, oceánicamente separados que comparten temas y divergen en enfoques sobre la infancia, la 2ª GM y la memoria. Uno es un trabajo reciente, representación del cine francés comercial actual, La llave de Sarah dirigida mansamente por Gilles Paquet-Brenner según el superventas homónimo de Tatiana de Rosnay; el otro Esperanza y gloria, personalísimo film del gran John Boorman, fabulación tersa de sus propios recuerdos sobre el Londres bajo las bombas:

Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo
Ultramundo: La llave de Sarah, Gilles Paquet-Brenner, 2010, Francia.

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“No he leído la novela de Tatiana De Rosnay (editada en España en 2010 por Suma de letras) en la cual esta película se basa y hasta hace nada Gilles Paquet-Brenner era para mi un desconocido que resulta un buen exponente de la solidez industrial del cine francés comercial (director joven, seis películas ya, buena relación con la taquilla, preferencia por las adaptaciones de novelas de éxito, moviéndose entre la comedia, el drama psicológico, el terror, el thriller…). Un profesional de cierto oficio y poco empuje que solventa la película de la manera correspondiente. Es decir, según una idea estándar de la elegancia y el buen hacer que contrapesa la sobriedad con el énfasis en un cómputo final de casi total atonalidad, solo animada por puntuales aciertos formales o narrativos que, incluso así, identifican a la cinta con otras tantas de sus mismas aspiraciones y parejos resultados mediante el empleo, correcto, funcionarial, impersonal, de una serie de recursos (dramáticos, estéticos, narrativos, sentimentales…) de acreditada
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eficacia en mil y una ocasiones anteriores. Paquet-Brenner no perdona ni un lugar común del manual de “puesta en escena para película adulta”, igual que el guión (y es de suponer que la novela) no lo hacen con respecto a sus contrapartidas dramáticas: (…)” (continuar)
“(…)Pero su plasmación en pantalla cuenta, al menos, con una dignidad no por completo desdeñable, tanto en puntuales recursos de puesta en escena (por ejemplo: Sarah e acurruca sobre el suelo embarrado tras ser separada de su madre y sobre ella se proyecta una sombra cuyo contraplano es la figura de Julia en el presente) como en un repliegue pudoroso que tiene lugar en el tercer acto del film, una vez el misterio central a sido resuelto. Un curioso rasgo de audacia, por cierto.
Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo
En general, y contra lo que he podido leer, la película tiene mayor interés cuando se focaliza en la peripecia de la periodista encarnada por la excelente Kristin Scott Thomas que cuando incide machacona enla Francia de 1942. Una casa, un hogar, la habitación donde murió el pequeño Michel escondido en un armario será el epicentro de un drama que atraviesa generaciones, que cuestiona la comodidad y distorsiona el recuerdo determinando la construcción de una memoria nueva que afecta por igual a un país y a unos personajes individuales en conflicto íntimo con sus propias identidades.” (continuar)

Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo
Cinearchivo: Esperanza y gloria, John Boorman, 1987, Gran Bretaña

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“(…) y simultáneamente erguía su vertebrador y poco obvio discurso iniciático-mitológico continuado por diferentes medios en el indescriptible delirio psicodélico que fue Zardoz, en La selva esmeralda o, claro está, en la presente Esperanza y gloria film íntimo y especial, de primorosa factura y equívoco aspecto de crónica que en realidad encierra una fábula más cercana a lo fantástico que a las nociones de realismo entorno a las reconstrucciones cinematográficas del pasado. Más estilizado que naturalista, poseído por una rara sensación de euforia, el film completo se define a la perfección mediante su casi última secuencia: los niños festejando que su colegio ha sido destruido por un bombardeo. La fantasía infantil definitiva.
Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo
Construida de modo impresionista en base a su propios recuerdos, que no vivencias, en un barrio periférico del Londres bajo las bombas toda la película parece embebida por el fervor del caos, la loca alegría de la destrucción. “!Es hora de romper las cosas!”, gritan los niños y este mantra es tanto real, el placer catártico de la demolición y la violencia, como metafórico, el derribo de las convenciones, la febril sensación de finitud que empuja a vivir sin pensar en mañana. En esas condiciones el deseo de conquista se impone, los niños son más niños que nunca, y por tanto más salvajes, la jóvenes experimentan una ebullición sexual sin culpa y los adultos son capaces de relativizar, de aventurarse de nuevo y de borrar preocupaciones que al final poco peso van a tener si pasado mañana un mortero te tira la casa encima.
Infancia en guerra: la memoria fabulada de “Esperanza y gloria” para Cinearchivo / la memoria renovada de “La llave de Sarah” para Ultramundo
Boorman logra en los mejores momentos de Esperanza y gloria, título irónico de por si, la consecución no ya de una mirada infantil, sino de un universo infantilizado, percibido con la sensibilidad necesaria para tamizarlo ligeramente, para distorsionarlo arrebatándole la gravedad adulta. Es en esos instantes donde el director más se acerca a Alexander Mackendrick, por ejemplo, en su capacidad para comprender que el punto de vista es algo más que una opción narrativa y que debe convertirse en un vehículo expresivo. Los paseos del protagonista buscando tesoros entre los escombros mientras la cámara recoge el paisaje devastado como un fondo delirante logran transmitir esa sensación de mundo similar pero diferente al nuestro, al de los adultos. (…)” (continuar)

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