La patronal europea del sector biotecnológico, EuropaBio, a la que pertenece la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), ha elaborado un informe en el que se analizan los impactos socioeconómicos de la biotecnología agrícola.
Dicho informe señala que los agricultores europeos están dejando de ingresar cada año entre 443 y 929 millones de euros por las restricciones de aprobación de organismos modificados genéticamente o cultivos transgénicos. Los agricultores europeos sólo pueden sembrar dos tipos -de maíz y patata-, mientras que en América cuentan con más de 30.
En 2010, 15,4 millones de agricultores de 29 países cultivaron OMG con beneficios socioeconómicos contabilizados. El área de cultivo superó los 148 millones de hectáreas en ese mismo año, el 10% más que en 2009, mientras que en Europa, estos cultivos cayeron el 3,5% el año pasado. La pregunta que se hace EuropaBio es si 15 millones de agricultores pueden estar equivocados. Esta cifra, duplica al número de agricultores que existen en Europa.
En España, primer país europeo en cultivo de maíz modificado, el 93% de los agricultores que lo cultivaron en 2010 lo volvieron a hacer en 2011. El beneficio económico que resulta del uso del maíz denominado Bt -resistente al parásito denominado taladro- en España se reparte entre los agricultores y las empresas de semillas (desarrolladoras, productoras y distribuidoras). El mayor porcentaje de beneficio (74,4% de media) va a los agricultores y el resto a las empresas de semillas (25,6%).
Según los expertos, estos organismos modificados genéticamente han venido para quedarse y se estima que en 2015, 20 millones de agricultores de 40 países y hasta 200 millones de hectáreas apostarán por esta tecnología.
Clive James
Por otra parte, las razones para que los agricultores utilicen estas tecnologías se resumen en que favorecen una mayor productividad -que puede aumentar más del 30% en la misma área de cultivo- con menor uso de insecticidas, reducen las emisiones de CO2 y disminuyen la erosión del suelo con la adopción de prácticas sin laboreo -agricultura de conservación-.
Los beneficios económicos globales en la agricultura biotecnológica frente a la tradicional se han estimado en 10.800 millones de dólares en 2009. Si tomamos en cuenta desde que se inició el cultivo de transgénicos (desde 1996), los beneficios acumulados llegarían a 64.700 millones de dólares.
Hace unas semanas, Bruselas celebró la Semana Verde 2011, en la que se destacó que la biotecnología juega un papel fundamental para conseguir una economía europea “más verde”, eficiente y competitiva. Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza, para el 2030 se podrían evitar entre 1.000 y 2.500 millones de toneladas de emisiones de CO2 con la adopción de técnicas de biotecnología. En Europa, es necesario invertir en infraestructuras, tecnología y logística locales y regionales para conseguir procesos más sostenibles.
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