Revista Cultura y Ocio

informe per a una acadèmia

Publicado el 11 diciembre 2013 por Dandy @migueldandy

informe per a una acadèmia

Espectro de Pedro el Rojo  en foto de Ivan Benet  para Informe per a una Acadèmia (2013) 
Àlex Rademakers © 

Tras la balsámica resaca de esta trepidante y recién clausurada  edición del Temporada Alta  y en uno de sus múltiples marcos habituales, el Teatre de Salt se oscureció para transportarnos al imaginario de Peter el Roig en el estreno de “Informe per una Acadèmia”, cuento dramatizado del escritor checo Franz Kafka tantas veces revisitado que en esta ocasión recogía y traducía Ivan Benet como único testigo de excepción, mitad homínido mitad animal de escena y co-director de la obra junto a Xavier Ricart. Nosotros somos el público “académico” al que va dirigido el mensaje de un distinguido simio trajeado con el don de la palabra que tras ser apresado y confinado en las bodegas de un barco hacia Hamburgo escogerá el que será su próximo destino: “els més importants escenaris de varietés del món civilitzat” (los más importantes escenarios de varietés del mundo civilizado). Así será como después de cinco años -aglutinados en poco más de cincuenta minutos- el protagonista y demiurgo de este mundo habrá aprendido a leer, escribir y disfrutar de algunos de los placeres reservados únicamente al género humano -como el deleite de una buena copa vino-, sirviéndose de una pelada y simbólica tarima escalonada a modo de plataforma abatible por la que discurrirá a través de los diferentes recovecos que le muestren las luces y sombras de una escenografía que remite a su memoria. Todo un discurso que manifiesta un monólogo crudo, íntimo y revelador por el que el actor se mueve con la seguridad de un emancipado primate que no reprime su parte animal -sin por ello desmerecer la ilustrada y nueva figura que ha conseguido- y siempre en pro de la libertad a la que tanto recurre. 

informe per a una acadèmia

Cara a cara antes de la función
@ivanbenet

En su hazaña por integrarse en la sociedad, Peter se ha convertido en un crooner de voz grave que parece no tener un pelo de mico (aunque la sutil caracterización del actor se limite a una copiosa barba que no hace sino potenciar sus rasgos simiescos); el rojo / roig del apodo se derive de la tonalidad de su trasero y la cetrera herida en el muslo le recuerde cómo un vestigo, el momento en el que fue cazado y arrebatado de su anterior vida en la Costa de Oro. La percepción evolutiva de la realidad que se vislumbra de la interpretación de Ivan Benet es sobrecogedora, un texto que muestra un patrón de conducta diferente a través de las vicisitudes de un antihéroe con un tremendo espíritu de superación que nunca habría podido modelarse a sí mismo a no ser de encontrar la paz, momentos que parecen resonar en su mente al son de una taciturna balada jazzística o acompañados del luminoso canto de Sílvia Pérez Cruz.

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