Revista En Femenino

Ingenieras del hogar

Por Mamaenalemania
Cuando nació mi segundo hijo, mi madre me instó a buscarme una señora de la limpieza. Decía que con 2 niños pequeños (uno de pecho y el mayor que tiene el baile de san vito y no para un segundo) y una casa de varios pisos, sería práctico (y lógico) contratar a alguien un par de veces por semana que me quitase las tareas más trabajosas de la casa.
Aquí en Alemania, el tema señora de la limpieza es tabú. Haberlas haylas, como las meigas, pero nadie habla de ellas. El ser buena mujer y madre por estos lares es directamente proporcional al número de actividades hogareñas y de crianza que una sea capaz de asumir sin quejarse. Sobre todo sin quejarse. Si se tienen inquietudes diferentes o se solicita ayuda externa o a una se le ocurre quejarse de una mala noche, se restan los puntos correspondientes.
El caso es que, cuando mi madre me lo dijo, me pareció una buena idea. Como no tenía ni idea de cómo funciona este tema por aquí, le pregunté a mi marido, que se llevó un susto de muerte. ¡Qué iban a pensar de nosotros en el mierdapueblo! A mí me importaba un pimiento; total, para el caso que me hacen por aquí las autóctonas y las caras con las que me miran, por un par de arrugas más en sus frentes acusadoras, no se me iban a caer los anillos. Pero como no sabía dónde buscar (y en internet no había nada), se agenció él la tarea.
Un par de semanas después, me dijo que había preguntado en su empresa y una de las empleadas conocía a alguien dispuesto a ello. La señora en cuestión no me gustó nada, pero es que además, me pidió por 3 horas al día, dos días a la semana, 400 euros más seguridad social. El ataque de risa que me dio le sentó como una patada en el estómago, pero oye, es que por ese dinero, ¡yo también me autocalifico de ingeniera del hogar y me pongo a limpiar casas!
Como al final resultó que el pecho no funcionó y con el biberón se agilizaron los tiempos y que además el niño es tranquilo y dócil, me las he estado apañando bastante bien hasta hace poco. Con el nuevo embarazo y el pequeño que ya no duerme tanto durante el día, hay que hacerle purés y demás cosas y ha empezado a gatear (y a meter los dedos en los enchufes, comerse los cables que encuentra y divertirse con las escaleras), he dejado de apañarme y la casa me estaba costado horrores. Así que me dije “hasta aquí hemos llegado” y puse un anuncio en el “periódico” del pueblo (4 hojas grapadas con las últimas novedades: Fulanito se ha roto una pierna, Pepito cumple 85 años…etc.).
Ese mismo día llamaron 6 interesadas, de las que “entrevisté” a 4. La elegida es una señora de unos 40ytantos, con 3 hijos mayores y de las que vinieron, la que menos pegas me puso con el tema horarios, cobrar en negro y demás. 10 euros la hora.
Empezó la semana pasada, o sea, que ha venido ya 3 días. Me ha dado un repaso a la casa que casi no la reconocía después, me ha limpiado toooooodas las ventanas de tooooodos los pisos y el próximo día me va a hacer la cocina a fondo (además de baños, suelos, polvo y demás).
Sigo igual de cansada por las noches que antes, pero mi nivel de estrés ha bajado considerablemente. Yo no sé cómo he podido vivir sin ella hasta ahora y no me puedo ni imaginar cómo sería mi vida si se fuese. Es como si me hubiese enamorado.
Todavía estamos adaptándonos, es cierto: No sabía lo que era una fregona (aquí friegan los suelos, cuando lo hacen, con unos cepillos duros de palo largo y un trapo mojado enrollado), miraba el recogedor de palo largo (comprado en tienda turca, porque aquí eso no existe) con extrañeza y admiración, no le gusta la lejía…etc. Pero esto pinta muy muy bien.
Eso sí, será todo lo tabú que queráis y seré una mala mujer y una mala madre por pagar a otra para que me limpie la casa, pero ha sido comentárselo a mi nueva “amiga” del mierdapueblo y rauda y veloz me ha pedido los teléfonos de las candidatas desechadas…

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