Revista Cocina

Ingenio, onion power

Por Cocinamarroqui
Ingenio, onion power
"La improvisación, es la verdadera piedra del toque del ingenio" Molière

Como me gusta encontrar cosas así...Hace unos días, en un Vueling, en una de esas revistas que dan en los aviones, descubro algo que me llena de emoción. Algo simple, sencillo y rebosante de ingenio y creatividad, algo, en este mundo donde hay "mil de todo" y ... stop.Ingenio, onion powerEsta maravilla, no es más que un proyecto de Clara Balmaña y Premio ADI 2012, por la Escuela Superior de Diseño e Ingeniería de Barcelona.No puedo dejar de buscar e interesarme por el tema, encuentro su web y descubro un proyecto muy interesante.No puedo más, que felicitarles desde aquí y desearles la mejor de las suertes. Se agradece vuestro ingenio.

Cosas de Malika

Ya os hemos hablado en varias ocasiones de Malika, una buena amiga y mejor cocinera, que regenta un singularisimo Riad de Fes. Malika, también es puro ingenio.Llego a su casa con la revista bajo el brazo, ansioso de enseñarle la maravilla que acabo de encontrar, así lo hago.Observo el brillo en sus ojos, me mira sin decir nada, vuelve la vista a la instantánea de la revista, suspira y ahora sí, exclama con su castellano mestizo y parco en artículos:- Wua, wua, wua... yo voy a hacer un día.Veo que saca unas monedas del bolsillo del delantal, llama a su nieta, pequeña, viva como la lumbre, recién peinada con dos coletas enlazadas, que disimulan su cabello rizado, Bashira que es como se llama la niña, es muy presumida, no saldría a la calle sin sus coletas. Le cuchichea algo al oído, no logro entender que le dice.La niña, toma la revista y sale corriendo.

Malika sonríe, transmite un halo de paciencia.Al rato, Bashira, aparece con un manojo de cebolletas tiernas y una fotocopia de la revista.En un visto y no visto, Malika me prepara las cebolletas más exquisitas que jamás he probado, mientras clava con una chincheta, aquella fotocopia tras la puerta de su cocina. 

Así las hizo:
Ingenio, onion power

Peló las cebolletas. En una olla con agua hirviendo, previamente salada, las escaldaba mientras contaba hasta diez. Las sacó del agua y las envolvió en un trapo seco.Después, sacó de su alacena una botella, a priori era aceite, me la enseñó y vi enseguida, que aquello no era aceite normal. No, no lo era.Dejó enfriar las cebolletas. Las dispuso en un taper y cubrió con aquel aceite, que no era más que aceite de argan, perfumado con vainilla y las acompañó de aceitunas negras.-Déjalas reposar hasta mañana -me dijo.No pude resistirlo y me las comí aquella misma noche, me arrepiento de no haberlo hecho antes.Probarlo para creerlo y todo gracias al ingenio.



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