Revista Arte

Inglaterra , the inside story.

Por Peterpank @castguer

Inglaterra , the inside story.

“They sentenced me to 20 years of boredom.” Cohen

“Me condenaron a 20 años de hastío.” Morente

Comenzaba a correr el Annus Domini de 1561 y en un frío y brumoso día -casi seguro- de enero veía la luz un personaje destinado a cambiar la historia de su país y el mundo. El nombre Francis y el apellido Bacon aunque tanto su ascendencia como su obra continúan envueltas en la niebla de aquel día que le viera nacer. Oficialmente sentó las bases del empirismo y el método científico, fue canciller de su país y ostenta el record mundial de brevedad entre los condenados a la Torre de Londres: un fin de semana, cuentan.

Cualquier enciclopedia nos podría dar ingentes datos adicionales sobre sus aportaciones a la filosofía y al derecho, o de sus viajes por las cortes de Europa, en calidad de representante de su país y/o espía.  Pero en este breve artículo me interesa mucho más su faceta menos ostensible, su personalidad oculta y sus devaneos esotéricos.  Es en este brumoso terreno donde el personaje se adentra valiente en la categoría del mito y es desde este ángulo que su vida y la historia de su país se funden indisolublemente en una sola voz, en un solo idioma: el inglés.

Apuntan, con lo feo que está, las malas lenguas, que el autor del corpus literario más sobresaliente de la literatura Isabelina, Jacobea, inglesa y casi mundial: William Shakespeare; no era otro que el hijo bastardo de la reina virgen, Elizabeth I, y nuestro amigo Francis.  Unos se basan en rebuscadas cifras cabalísticas, supuestamente escondidas en los poemas y obras de teatro del bardo, otros comparan concienzudamente los giros y el estilo utilizados en la obra del “cisne del Avon” con la traducción bíblica, en inglés moderno temprano, del rey Jacobo, a la sazón, supervisada por nuestro amigo Bacon.  Otros aluden a la poca familiaridad con la vida de las cortes, propias y foráneas, de un oscuro campesino de una oscura aldea de Warwickshire, del que, por otra parte, tan pocas referencias históricas existen, y las que sí existen arrojan más sombras que luces a su protagonista.  El testamento del tal Shaksper lega a Anne Hathway (su esposa) “su segunda mejor cama” y no conservamos ningún manuscrito de su puño y letra, ni registro que pruebe que hubiese poseído libros.

Es en este contexto dónde un personaje de la envergadura intelectual de nuestro “Paquito” se postula como claro candidato a la autoría de una obra literaria que iba a cambiar radicalmente el propio idioma en el que fue escrita, recordemos que en aquellos entonces, la lengua inglesa no era otra cosa que una serie de dialectos, en los que el pueblo llano, jamás la nobleza que favorecía el uso del latín y el francés en su discurso, se mal comunicaba a la hora de comprar patatas y otros utensilios de uso cotidiano.

Y yo me pregunto si no fue esta la mejor forma de reinar que un hipotético, ilegítimo y super inteligente Will-I-Am Tudor, tuvo a bien concebir.  Si jamás accederé al trono, haré hablar a mis súbditos en mi idioma, ahora y por los siglos venideros. Y dotaré además a ese idioma de las claves que le harán dominar el mundo.

No olvidemos que no somos nosotros los que hablamos sino que siempre es el idioma quien habla a través nuestro.

Vizconde Farrugia-Valmont


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