Ingres, en el Museo del Prado, es la primera exposición monográfica que se dedica en España a uno de los pintores más significativos del arte universal.
Una ocasión extraordinaria que ofrece al visitante una experiencia de conjunto difícilmente repetible, hasta el 27 de marzo en el Museo del Prado.
La exposición traza un recorrido cronológico-temático por más de 60 obras entre las que, además de los emblemáticos ejemplos procedentes de Francia como La gran odalisca, que ha salido en contadas ocasiones del Museo del Louvre, o El sueño de Ossian del Museo de Ingres, se incluyen pinturas cedidas por instituciones belgas, inglesas, italianas y norteamericanas como La condesa de Haussonville o La Sra. Moitessier, iconos del género del retrato que hoy son universales.
Gran Odalisca, Jean-Auguste Dominique Ingres. Óleo sobre lienzo, 91 x 162 cm
1814. París, Musée du Louvre.
El Museo del Prado y la Fundación AXA, con la especial colaboración del Museo del Louvre y la participación del Museo Ingres de Montauban, que han prestado las pinturas más emblemáticas del maestro, presentan la primera exposición monográfica en España dedicada a la obra de Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867), uno de los pintores más influyentes en el devenir de la pintura de los siglos XIX y XX, del que no se conserva ninguna obra en colecciones públicas españolas.
Una ocasión única y extraordinaria para comprender y analizar la relación del maestro francés con los movimientos artísticos de su tiempo –neoclasicismo, romanticismo y realismo- que no consiguieron desvirtuar ni su estilo ni su ideología.
La condesa de Haussonville, Jean-Auguste-Dominique Ingres. Óleo sobre lienzo, 132 x 92 cm, 1845, Nueva York, The Frick Collection, 1927
Llevado por el impulso romántico de la búsqueda de la belleza ideal, que en él fue resultado de su atracción por la grandeza del pasado clásico y su fascinación por el arte de Rafael, Ingres engrandeció los géneros del retrato, del desnudo y la pintura de historia.
Sus extraordinarias dotes como dibujante le sitúan además en la cúspide de esta disciplina y revelan su incansable búsqueda de perfección.
Sin embargo, su obra escapa a cualquier clasificación ya que exploró todos los temas y proposiciones estéticas de su época, pero rechazó las trabas a la libertad de elección de una escuela, de un movimiento o de un estilo.
Prueba del singular carácter del artista es la trascendencia que ha encontrado como precursor fundamental del lenguaje de las vanguardias y la abstracción y la influencia que ejerció, por ejemplo, en algunos de los pintores españoles más sobresalientes como Federico de Madrazo, Picasso o un joven Dalí.
La muestra comienza con una seductora imagen del artista con la energía de su primera juventud, procedente del Metropolitan Museum of Art de Nueva York y se cierra con el Autorretrato de Ingres a la edad de 78 años, llegada de la Galería de los Uffizi de Florencia, que trasmite la señera autoridad del maestro en sus últimos años.
Más información: www.museodelprado.es
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