Mientras yo no pueda respirar bajo el agua,
o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos),
tendrá que gustarme caminar sobre la tierra,
y ser hombre, no pez ni ave.
(Jaime Sabines)
Inmaculado: “Sin Mácula (Mancha)”
La filosofía cátara rechazaba el postulado de
“Ex opere operato, non ex opere perantis”
(“La Gracia” deriva de lo que es realizado y no de quién lo realiza)
Haciendo que sus ministros (Llamados justamente “Perfectos”) siguiesen una vida de sacrificios y pureza que garantizaba la validez de sus actos. Un solo error, un único desvío y no solo perdían su calidad de “Perfectos” sino que quedaban anulados todos los actos pasados como ministros debiéndose repetir todos y cada uno.
Por otra parte una profesora de mía de negocios repetía siempre “Lo perfecto es enemigo de lo posible”
Muchas veces, y por diversos motivos, se nos insta a ser inmaculados, se nos dice incluso que perdemos derecho a voto y/o réplica moral si no lo somos.
Nos han llenado de iconografías de mujeres vírgenes, hombres castos, santos impolutos, reinos perfectos, héroes sin tacha… todos sin “pecado” (recordando que en sus orígenes pecado significa “cometer un fallo al blanco, al objetivo”) todos inmaculados.
Sin embargo vivimos en una dimensión de dualidad, en la que es la sombra lo que define la luz y la mácula lo que define la pureza. Somos perfectamente imperfectos.
En esta dimensión, en esta bella casa de la materia no hay otra perfección… La que se adorna con las máculas que dan prueba de realidad, de pertenencia, de consonancia… las que recuerdan el camino recorrido, las que trazan el camino por recorrer… las que identifican, las que señalan, las que desafían a ser borradas o a sonreír de aceptación… aquellas que definen incluso la calidad de abrazos que recibimos (nos reciben con ellas, o las hacen a un costado como una parte oscura y vil nuestra que no merece ser abrazada? nos abrazan completos o nos fraccionan a gusto y comodidad sin importar quienes somos enteros?) Más allá, en la libertad sempiterna e infinita de las almas… la imperfección no existe… y nosotros sí. Sempiternos… infinitos… Inmaculados. Pero acá, somos seres falibles, imperfectos, con sombras y aún así somos la Manifestación de Dios en la Materia.
Nosotros SOMOS CON NUESTRAS MÁCULAS (no se confunda con que “somos nuestras máculas”) Porque ellas son las señales, las marcas en el mapa del tesoro de nuestra perfección, de nuestra trascendencia.
Muchas veces en la consulta de Registros se escuchan preguntas del tipo
-Pero a mí me queda algo por trabajar?-
Si estás acá, si todavía transitas la dimensión de la materia, si has venido (y todavía no te has ido) dalo por hecho… porque acá no se aceptan inmaculados, no pueden existir, entraría en controversia con la naturaleza misma de la dualidad. Son las manchas lo que defines a la cebra… si no las tiene no es una cebra (tampoco es un pony) es otra cosa, porque justamente la cebra tiene todos los atributos de una cebra sin manchas, pero manchada.
Nuestras máculas son señales que marcan los puntos en los que se esconden los tesoros de nuestra perfección.
Algún vez hablamos ya de sobre aquello de que no existen los defectos sino las virtudes y los dones no explorados, buscando manifestarse.
Pensemos, si estás enterrado debajo de una pila de tierra, barro y hojas muertas pugnando por salir, y cuando por fin sales, violentamente, en un esfuerzo inmenso y aquellos que te ven no serán capaces de reconocer al ser humano, sino a la montaña de barro y hojas explotando en todas direcciones y manchando indiscriminadamente todo lo que toca.
Como lo dije antes, nuestras máculas también son la medida de la relación con nuestro ecosistema personal , es decir, las circunstancias y las personas que nos rodean.
Y una invitación abierta al exterior, una suerte de cartel que rezas
“NO SOY INMACULADO,
Y ESTOY TRABAJANDO EN ELLO,
EN TANTO…
QUIÉN SOS VOS RESPECTO DE MIS MÁCULAS,
CÓMO TE HACEN SENTIR?
QUÉ TE ESPEJAN?
QUE CREES QUE TE DAN?
QUÉ IMAGINAS QUE TE QUITAN?”
Así los otros trabajan a través de nuestras máculas como nosotros trabajamos a través de las de ellos.
Definitivamente son las señales de nuestra potencial perfección, pero la perfección no es nuestra meta, es nuestra realidad, es nuestro destino único.
Somos la Magnífica presencia de Dios en la Materia… la perfección no es algo para alcanzar, sino para experimentar, mirando atentamente cada una de nuestras máculas sin juzgar a ninguna y preguntándonos cuál es el don que encierra? Cuál es la Gracia que esconde?
Hasta que no quede ninguna sin dilucidar y seamos Pura Gracia, y dejemos de ser Materia.
Hasta entonces, que la visión de nuestras máculas nos llene de un alegría intensa sabiendo que son la marca de todos los bellísimos tesoros que subyacen en nosotros y que estamos a punto de descubrir.
NAMO VAH.