[6/10] A más de uno le habrá asaltado en alguna ocasión la pesadilla en que le comunicaban que le faltaba una asignatura para acabar los estudios. Eso es lo que les sucede a un grupo de amigos del instituto que, veinte años después de terminar, deben volver a presentarse al examen para obtener la Graduación. Paolo Genovese les acompaña en las semanas previas a dicha convocatoria extraordinaria, y nos ofrece un fresco simpático y amable de una generación que no ha terminado de madurar y de entender lo que es el amor. Cada uno vive en una situación familiar y afectiva distinta pero todos se hallan atrapados por el miedo al compromiso y por el narcisismo más empequeñecedor, y por eso el director les da una segunda oportunidad para superar la filosofía, materia que no consta como superada en los papeles oficiales ni en su propia vida.
Aunque no faltan las situaciones dramáticas y tristes, “Inmaduros” rebosa humor y un sentido positivo que les lleva a mirar a aquellos maravillosos años con nostalgia y felicidad. Hay una buena dosis de melancolía en ese programa radiofónico en que se echa la vista atrás con una canción balsámica, de comicidad en ese hijo que se niega a crecer y prescindir de los cuidados de mamá, de ternura en esa cocinera que lucha contra su obsesión sexual acallando su corazón, o de compasión ante esa madre abandonada que se esfuerza por cuidar a su espabilada hija a la vez que promociona una sopa tradicional. El abanico de circunstancias es de lo más variada y arquetípica, y todas tienen en común una incapacidad para asumir responsabilidades. Estudian a Kant y a Epicuro y se debaten entre tomar decisiones con la cabeza o con las tripas, aparentan tener una vida plena pero esconden un vacío y desconocimiento propio importantes. Son, en definitiva, tristes cuarentones que necesitan volver al aula para superar la reválida del amor.
No hay sorpresas ni grandes aportaciones al género, pero la cinta funciona y aprovecha el retrato coral para crear un tejido complejo en el que se entreteje el amor y el sexo, el compromiso y el placer, para salir victoriosa en el intento. Entretiene porque las interpretaciones son frescas y el montaje ágil, complace porque el tono es luminoso y agradable, y emociona porque no faltan las situaciones entrañables en las que director y actores hacen que nos encariñemos con los personajes y les concedamos una segunda oportunidad. Cada historia tiene su momento estelar, aquel en que se muestra el hilo sutil que mantiene a cada uno atrapado a la adolescencia: a unos les gustará el patetismo de Lorenzo con su papá y mamá, a otros el romanticismo de Piero que simula estar casado para ligar mejor, o la fatua frivolidad de un mujeriego como Virgilio, o la incertidumbre e ignorancia que sumen a Giorgio en la tristeza… pero todos son buenos y leales amigos entre ellos y con el espectador.
Sin aspiraciones realistas ni estéticas, sin pretensiones cinéfilas ni demasiadas zafiedades, la película se ve con gusto y facilidad, con una sonrisa en la boca y sentimiento en el corazón. Todo es inverosímil y bastante ligero, y es patente la voluntad de gustar al espectador e intentar hacerle pensar a partir del cliché… aunque tratado sin solemnidad ni empacho. Y, por eso, el espectador decide aprobar el examen de filosofía a estos jóvenes inmaduros que navegaban por un laberinto emocional, y que un día descubrieron que en el compromiso está el amor, que “la parte mala” también merece la pena que sea compartida.
Calificación: 6/10
&En las imágenes: Fotogramas de “Inmaduros”, película distribuida en España por Sherlock Films © 2011 Lotus Productions, Medusa Film y Sky Cinema. Todos los derechos reservados.
Publicado el 30 junio, 2012 | Categoría: 6/10, Año 2012, Comedia, Críticas, Italia
Etiquetas: amor, Inmaduros, madurez, Paolo Genovese